El Festival de Eurovisión se celebra en Tel Aviv cuando se cumplen 71 años de la creación del Estado de Israel y de la expulsión de más de 700.000 palestinos de sus propios hogares. Estos últimos recuerdan cada 15 de mayo la Nakba (catástrofe), que llevó al exilio a casi tres cuartas partes de la población árabe de Palestina entre finales de 1947 y 1949.

La celebración de Eurovisión ha suscitado el rechazo de algunos israelís, de la mayoría de palestinos y de entidades internacionales. Muchos han llamado al boicot del festival, que ha llevado a Tel Aviv a menos gente de la que los israelís esperaban.