Aunque ya se sabía que Netflix lo estrenaría en breve (hoy, viernes, día 31 de enero), entre las entradas más buscadas del último festival de Sundance estaban las de 'Taylor Swift: Miss Americana', el documental dirigido por Lana Wilson sobre aquel pequeño prodigio del country convertido en titán del pop. Todo lo que Swift hace y dice es noticia, tanto para sus fans como para muchas clases de prensa, de la cultural a la rosa, pasando por esos medios políticos de derecha que ansían cualquier resbalón para vengarse de ella por su despertar progresista.

Durante mucho tiempo, incluyendo las elecciones que dieron la victoria a Trump en el 2016, Swift evitó opinar en voz alta sobre política. Según una ley no escrita de la escena country mainstream, tu público no debe saber a quién votas. Pero hubo un momento en que la cantante y compositora decidió ponerse "del lado bueno de la historia", en sus propias palabras en la película. Ya no iba a ser la persona que todos querían que fuera.

DE LA BUENA REPUTACIÓN A 'REPUTATION'

"Todo mi código moral, siendo niña y ahora, es la necesidad de que me consideren buena", explica Swift al principio de la película. "Me han enseñado a ser feliz cuando me elogian mucho", dice más adelante. En sus inicios como revelación del country, hizo siempre lo correcto, a la espera de recibir esas palmaditas en la cabeza que eran la razón de su vida. Este cronista tuvo oportunidad de entrevistarla en Nashville en el 2010 y recuerda, no sin cierto sudor frío, la perfección casi robótica con que Swift contestaba cada pregunta. Ante la atenta mirada de un séquito de publicistas y guardas jurados, es fácil sentirse mínimamente coaccionado. Ella y yo lo estábamos.

Y eso que, por entonces, Swift ya había empezado su tránsito hacia una versión más crítica y franca de sí misma. Cerca de un año atrás se produjo el incidente catalizador de su transformación psicológica: Kanye West arruinaba su discurso de agradecimiento en los MTV Video Music Awards para defender la superioridad del vídeo de Beyoncé. Hubo abucheos, más bien para West, pero Swift creyó que iban dirigidos hacia ella. "Si vives para que te quieran unos desconocidos, que es de donde obtienes tus alegrías y satisfacciones, una sola cosa mala puede hacer que todo se venga abajo", cuenta en 'Miss Americana'.

Después de aquel pequeño cataclismo, Swift se propuso hacerse valer y dejar de ser vista como una muñeca a la que podías arrancarle el micro sin que rechistara. Su segundo Grammy al álbum del año por el synth-pop '1989' coronó una época de autoafirmación enturbiada, de nuevo, por West y la polémica en torno a una referencia poco afortunada a la artista en el tema 'Famous': el famoso "yo hice famosa a esa perra". Buena parte de Internet se puso del lado del rapero, lo que resultó en el disco más áspero de Swift, 'Reputation', ignorado por los Grammy en las categorías principales.

CONTRA UNA 'TRUMP CON PELUCA'

Cuando Internet te dice que estás acabada, los Grammy te ignoran y acabas de salir, victoriosa pero igualmente tocada, de un juicio de abuso sexual, el único camino es hacia arriba. Swift ya mantenía a raya sus problemas con la comida, una parte de su camino revelada en este documental. Ahora le faltaba reconciliarse consigo misma a nivel político. En 'Miss Americana' lamenta haber sido tradicionalmente tan discreta con su voto. La vemos discutir con su padre, el corredor de bolsa Scott Swift, sobre el post rompedor que piensa hacer en Instagram: una condena de Marsha Blackburn, candidata republicana al Senado por su estado natal, Tennessee, a la que llama "Trump con peluca".

"Estoy llegando al punto en que no puedo escuchar que los demás me digan que no me meta", dice en el clímax de un documental cerrado con imágenes victoriosas de la promoción de 'Lover': de Swift volviendo a reinar, aunque a Trump ya le guste un 25% menos su música o los Grammy no parezcan demasiado interesados en ella. Supervisado por la propia artista y, seguramente, su superpoblado equipo de management, 'Miss Americana' tiene mucho de especie de revancha promocional contra haters, pero nunca deja de ser fascinante, entretenido y, a veces, decididamente encantador, como cuando Swift se emociona con sus propias canciones a medio formar.

'Miss Americana' no es el único documental-blockbuster sobre estrellas del pop que llegarán en próximas fechas: todas y todos parecen querer uno. Sin salir de las principales plataformas, este año podremos ver uno sobre Billie Eilish en Apple TV+ y otro sobre Rihanna en Prime Video. Háganse con una buena barra de sonido.