Los 27 concejales de la corporación de Castellón tomaron ayer posesión de su cargo en la solemne sesión en la que fue investido como alcalde el popular Alberto Fabra, quien, en su discurso oficial, garantizó un gobierno "para todos los castellonenses" sin exclusiones, con el objetivo inapelable de "situar a Castellón en el lugar que le corresponde".

La constitución del Ayuntamiento de la capital de La Plana transcurrió sin sobresaltos y, tal como estaba previsto, la candidatura de Fabra recibió los 14 votos del grupo popular municipal, frente a los 12 logrados por su principal opositor, el socialista Juan María Calles, y el voto del edil nacionalista, Enric Nomdedéu. Todos ellos, además del portavoz popular, Javier Moliner, abogaron en sus discursos por el consenso y el diálogo, un ofrecimiento que incorporó también el primer edil a su parlamento, aunque de forma tibia.

"Mi voz es la de 175.000 castellonenses. Y con esta representatividad voy a poner a Castellón en el mapa español y europeo", señaló Fabra, quien manifestó su voluntad de lograr "una ciudad líder". Para ello, aseguró, reivindicará "donde haga falta" cuestiones como el AVE y la comunicación ferroviaria con Europa. Como claves para este futuro, el alcalde se comprometió a abordar seis grandes retos: la movilidad, la sostenibilidad, el acceso a la vivienda, la educación, la igualdad y la participación.