Salir a beber. Quedar con la pandilla para tomar cubatas y emborracharse es una constante que durante los últimos años se ha convertido en el plan de diversión de decenas de jóvenes en Castellón. Y en verano, todavía más. Cuando suben las temperaturas y se acercan las fiestas de los pueblos y los conciertos al aire libre, las imágenes de adolescentes de entre 14 y 16 años que cargan con bolsas y carritos llenos de botellas de alcohol empiezan a ser habituales. Son los microbotellones, donde se practican las borracheras exprés. Lo dicen los expertos, que aseguran que los hábitos de consumo han cambiado y que aunque cada vez se bebe menos, las ansias de conseguir un colocón rápido conllevan a que la ingesta de alcoholes de alta graduación sea cada vez más alta.

El panorama que dibujan los expertos sobre el binomio alcohol-menores es muy conciso. “Todos los indicadores hablan de un pequeño descenso en el consumo, pero las costumbres han cambiado. En estos últimos años ha habido un repunte de lo que se conoce como binge drinking, es decir, el consumo de grandes cantidades de alcohol en un pequeño periodo de tiempo”, explica Juan Barcala, director de programas de la ONG Controla Club, que a lo largo del año realiza acciones preventivas en municipios como Castellón, Vila-real u Onda.

El primer contacto del adolescente de Castellón con las bebidas alcohólicas se produce a los 14 años. Lo dice la última encuesta del Ministerio de Sanidad sobre Uso de las Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes) y en la que participa la Generalitat valenciana. Nueve de cada diez jóvenes han probado el alcohol antes de los 18 años y casi la mitad (49,6%) asegura haberlo ingerido de forma compulsiva durante el último mes. O lo que es lo mismo, han bebido cinco o más vasos de bebidas alcohólicas en un intervalo de tiempo no superior a las dos horas.

Las borracheras exprés van a más y las consecuencias se notan en los hospitales. Solo en el 2015, los servicios de Urgencias de los hospitales públicos de Castellón atendieron a 1.085 menores de 30 años con comas etílicos, según datos de la Conselleria de Sanitat. En el conjunto de la Comunitat fueron 3.062 los atendidos por casos de alcohol. “La población total que acudió a Urgencias por alcohol se elevó a 11.618 en todo el territorio valenciano, lo que equivale al 48% de las entradas por consumo de drogas”, describen desde el departamento que dirige Carmen Montón.

La ingesta de alcohol entre la población menor de edad sigue estando muy ligada a las fiestas. Así, en verano suele ser más habitual dar rienda suelta al desfase y se hacen más evidentes comportamientos que el resto del año pasan desapercibidos. ¿Por qué en verano? Hay varios factores que influyen. “El tiempo de ocio es mayor, además de que es la época del año donde se concentran las fiestas populares y, además, existe cierta relajación y permisidad”, describe Francisco López, presidente de Patim, la Asociación para la Intervención e Integración en Adicciones.

LA CLAVE, LA PREVENCIÓN // La edad de inicio con el alcohol es a los 14 años, pero a finales de la década de los 80 se situaba en los 16. “Ese retroceso evidencia que las políticas preventivas han sido un fracaso total” reflexiona Francisco López, que echa en falta una verdadera política de bienestar sobre la juventud. “No existe una política que fomente actividades como los maratones o el senderismo o, al menos, yo no la conozco”, critica al tiempo que apunta que las chicas, en los últimos años, se han puesto al mismo nivel que los chicos.

Que la prevención es la clave es algo que también comparte el responsable de proyectos de Controla Club. “Hay que trabajar en la concienciación y hacerlo de una manera transversal”. ¿Cómo? “Estando presentes en las zonas de ocio, pero también en los institutos y darles charlas a los padres”, insiste. Barcala apunta que los mensajes deben ir dirigidos, sobre todo, a los chavales que tienen entre 12 y 14 años, antes de la primera borrachera. H