El cierre de aulas en los municipios del interior de Castellón acelera la ya cabalgante despoblación que sufren las zonas rurales. Y los alcaldes reclaman un plan de choque que integre medidas para paliar esta problemática, acuciante en la provincia. Más de 60 pueblos castellonenses están en riesgo de desaparecer, con menos de 500 habitantes y una pérdida de vecinos que parece no tocar techo; y en 47 de ellos, y todos del interior, no han nacido niños en un año. En este contexto, pesa, «y mucho» la supresión de aulas de Infantil de 3 años en cuatro municipios, como son Portell de Morella (con 200 habitantes), en el Centro Rural Agrupado (CRA) Celumbres; en Cortes de Arenoso (300), Villahermosa (487) y Rossell (1.002), en el CRA La Bardisa. Y peor lo tienen en Sorita, donde cierra el colegio, sin niños.

En estos municipios, al suprimir el aula de 3 años, se cierra también la puerta a la escuela, señalan. «Quitar un aula en este nivel supone la crónica de la muerte anunciada del centro, porque después de las de Infantil se irán eliminando las de Primaria», señala el alcalde de Villahermosa, Luis Rubio. Es una máxima en la que coinciden Javier Vilau, primer munícipe de Cortes; Evaristo Martí, de Rossell; y Antonio Ripollés, de Cinctorres, que comparte con Portell el aulario del CRA.

Vilau dice que «el censo ha caído en todo el interior», y pide a la Conselleria de Educación que «replantee el mapa de aulas, que ahora está en revisión, y atienda a las alegaciones de los pueblos de interior, que necesitamos la escuela como al médico para seguir vivos y en igualdad con los municipios grandes». Espera que Educación «recapacite» y «mantenga la plaza del profesor». Como él, han elevado a la Conselleria sus alegaciones en Rossell. Su alcalde pide a Educación «sensibilidad» con la escuela, ya que «si se cierran aulas en los pueblos es muy difícil que se reabran».

«SEGUIREMOS REIVINDICANDO»

«No vamos a renunciar a la reivindicación del colegio y de más infraestructura y servicios para las zonas rurales», apostilla. Desde Cinctorres, Ripollés, en la misma línea, «si se pierde un aula de 3 años se entra en una dinámica que no tiene vuelta atrás».

Rubio apela a la «discriminación positiva» hacia el interior, y que «no sea una cuestión de números, de ratios, sino de ayudar a las zonas desfavorecidas». «No es igual bajar la ratio en Castellón que en Villahermosa», apela.

No son los únicos que pierden. Culla, por ejemplo, suprime una aula en Primaria. Y en las áreas rurales, existen otros 20 municipios con aulas habilitadas, en Infantil y Primaria, como Alfondeguilla, Atzeneta, Vall d’Almonacid, Culla, Catí, la Jana, San Vicente de Piedrahita, Albocàsser, Altura, Bejís, Caudiel, Tírig, Xert y Sant Jordi. Es decir, son clases que este curso están pero penden de un hilo, según la coyuntura, y el curso que viene pueden desaparecer. Y a estas se suman las que ya no funcionan en Castellnovo y Almedíjar.

AULAS CREADAS, NO HABILITADAS

Desde el sindicato mayoritario en Castellón, STEPV, piden «un plan de choque en el ámbito rural para mantener las aulas y que no se cierren más colegios», tras el caso de Sorita este año, y anteriormente el de Almedíjar y Torre d’En Doménech, y reclaman que «estas aulas habilitadas se conviertan en fijas, para dar más estabilidad a los municipios», y «a las plantillas de profesorado», según señaló Patri Teruel, presidenta de la Junta de Personal de STEPV en Castellón, que ayer presentó en Valencia las alegaciones del sindicato al mapa de aulas para el próximo año. «Educación debe apostar por las zonas rurales contra la despoblación».