Es una tendencia que en los últimos años se ha convertido en dominante: la irrupción de los barcos de alquiler en la costa española, que han pasado a ser los verdaderos protagonistas del mercado náutico. Los chárter ya han alcanzado en muchas zonas del país una cuota del 25% y están cambiando el modelo de negocio de muchos empresario.

Aunque la realidad en Castellón poco tiene que ver con lo el peso que el sector tiene en comunidades como Baleares, la provincia tampoco escapa al auge el alquiler de embarcaciones. «Quien alquila un barco suele ser una familia que opta por salir un día a navegar», describe María Gordo, gerente de Náutica Gordo, en Orpesa, una empresa especializada en la venta, conservación, reparación y ahora también alquiler de embarcaciones. ««Muchos de nuestros clientes que ahora alquilan un barco son aficionados que antes tenían uno en propiedad. Con la crisis lo vendieron y ahora están recuperando la ilusión», argumenta la empresaria.

Pero, ¿qué cuesta salir a navegar por el litoral de Castellón? ¿Es cierto que la actividad náutica sigue siendo algo solo apto para unos cuantos bolsillos? Aunque las tarifas varían en función del barco (no es lo mismo una embarcación de 5 metros de eslora que una de 15), arrendar un pequeño barco de recreo con capacidad para seis u ocho personas cuesta unos 400 euros al mes.

El mercado del alquiler vive un momento dulce, pero las compras de embarcaciones aún van al ralentí. Las ventas no están tan paradas como durante los años de la crisis, pero todavía son pocos los que se compran un barco. «El aficionado sigue teniendo miedo», añaden en el sector.