La crisis del covid-19 se ceba con los más vulnerables. Por ello, las oenegés redoblan esfuerzos ante el aumento de la demanda de ayudas y el nuevo perfil de necesitado. El Banco de Alimentos trabaja a pleno rendimiento. Su presidente, Santiago Miralles, señala: «Esto nos está desbordando. Este mes vamos a repartir entre 50 y 60 toneladas». Lo habitual son de 13 a 15. «Nos hemos quedado tiritando y hay que gestionar la escasez», señala. Así, han echado mano de fondos propios y van a empezar a repartir tarjetas para el supermercado. «No paran de llegar furgonetas». Protección Civil y Bomberos ayudan con la distribución porque «ya no podemos llegar a todos los sitios». Municipios que antes no recurrían a ellos ahora lo están haciendo. Miralles agradece a todas las empresas que les están ayudando.

Omayra Serrano, presidenta de Cruz Roja, explica que la gente que necesita alimentos está variando: «Son colectivos que ya estaban en situación complicada o en un umbral cercano y esto lo ha precipitado; o afectados por ERTE que no han podido acceder a prestaciones, mucha persona mayor en soledad...».

El Banco de Alimentos detecta que «había venido muchísima gente a trabajar en verano, a los pueblos de la costa castellonense y ahora no puede pagar el alquiler y no tienen ni para comer».

Cáritas se ha visto, a su vez, ante un aumento muy importante de demanda de personas que están necesitadas. «Con los ERTE y quienes se mantenían con economía alternativa (venta ambulante, chatarra, servicio doméstico) ha aflorado una necesidad importante», coincide Marisa Vilarroig, portavoz de la oenegé.

Planes específicos

Tanto Cáritas como Cruz Roja han activado planes específicos para atender la nueva emergencia. Así, Cruz Roja ha activado el plan ‘Responde’ en la provincia, que lleva más de 10.000 atendidos y unas 1.500 entregas de productos de alimentación e higiene, al margen de su plan de ayuda alimentaria que viene prestando habitualmente.

Cáritas también dispone de un protocolo del covid-19. Desde el inicio de la crisis suma 177 casos nuevos de distintos municipios. «Solo esta semana hemos repartido vales de supermercado a 94 empadronados de Castelló», explica Vilarroig. Eso al margen de quienes ya venían siendo atendidos por las Caritas parroquiales.

Además, Cáritas Diocesana prepara desayuno, comida, merienda y cena para los más de 80 residentes de los albergues de la capital, que están en confinamiento, además de 120 menús para llevar, para quienes viven en alquerías u otros espacios diseminados.

A su vez se ha activado un fondo diocesano para ayudas de alquiler o luz. Nació con 160.000 € de la diócesis Segorbe-Castellón y ha recibido 50.000 de particulares y entidades privadas. Solo en Vila-real, las atenciones a familias se han cuadruplicado y a personas solas se ha duplicado. De este modo, el Villarreal CF, en colaboración con la fundación Carlos Bacca y Cáritas Interparroquial, reparte 1.500 raciones de comida a la semana. La distribución se hace lunes, miércoles y viernes. Las familias necesitadas han pasado de 4 a 20 y las personas solas de 30 a 60. La cifra no para de crecer y solo ayer se incrementó en seis.

Además de la labor desinteresada de voluntarios y del personal, está la aportación de muchas entidades, como Mercadona que lleva donados 14.250 kilos de alimentos a entidades sociales de Valencia y de Castellón, como el Banco de Alimentos y el comedor de transeúntes. .