Jonas Eriksson, árbitro sueco encargado de dirigir el encuentro entre el Mónaco y el Villarreal en la vuelta de la fase previa de la Champions, es internacional desde el 2002, pero desde el 2005 años ha convertido esta ocupación en casi una afición, ya que la venta de una participación en una empresa de comunicación le hizo multimillonario.

Eriksson, nacido en la localidad sueca de Sigtuna hace 42 años, se benefició de la venta de una televisión sueca, con derechos sobre eventos deportivos, de la que tenía una participación del 15% y por la que recibió unos 9 millones de euros.

Desde su debut internacional ha arbitrado 108 partidos lo que le convierte en uno de los árbitros más experimentados del continente, pese a no dirigir nunca a Villarreal o Mónaco. H