Hace veinte años si uno quería casarse lo habitual en Castellón era optar por una ceremonia religiosa. Quien se decantaba por hacerlo en el Ayuntamiento o en el juzgado era considerado casi un bicho raro. Hoy las cosas han cambiado radicalmente y lo mayoritario son las bodas civiles. En la provincias, las ceremonias no religiosas ya triplican a las católicas y la brecha entre unas y tras se agranda cada vez más.

En los seis primeros meses del 2015 se celebraron en Castellón 938 enlaces matrimoniales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). 221 de esas bodas se celebraron por la Iglesia (el 23,5%), mientras que el resto (716) fueron no religiosas. O

Que la costumbre de casarse por lo civil ha llegado para quedarse lo demuestran las cifras oficiales. Hasta el año 2001, los matrimonios en juzgados y ayuntamientos eran minoritarios en Castellón. Mandaba la tradición y los novios preferían la Iglesia. Basta un ejemplo: de los 2.514 enlaces celebrados en 1996, casi 2.000 fueron religiosos. Sin embargo, fue a partir del 2004 cuando las distancias empiezan a acortarse y en 2008, por primera vez, las bodas civiles ya superaron a las religiosas. Ese año se contabilizaron en la provincia 1.244 enlaces civiles frente a los 1.239 religiosos. Poco a poco las diferencias han ido siendo más profundas hasta llegar al 2014 y 2015, años en los que los matrimonios religiosos han pasado a ser una minoría. Lo que antes era raro ahora es lo normal.

Pero, ¿por qué descienden las bodas religiosas mientras las ceremonias civiles aumentan o, como mínimo, se mantienen? La explicación hay que buscarla en la crisis, aunque solo en parte. Casarse por la Iglesia suele ser más caro y a la razón económica hay que añadirle el proceso de secularización que vive desde hace algunos años la sociedad. H