No pinta bien la cosa». Con esta frase, el responsable de cítricos de la comisión ejecutiva de la Unió, José Ramón Urbán, resume cómo marcha la campaña en curso. Y es que, tras una temporada en que la citricultura castellonense volvió a registrar pérdidas (17 millones de euros, según esta organización agraria), los precios a los que se está comprando la fruta no auguran mejores perspectivas.
Y eso aunque para este año «no habrá un cosechón» --como anunciaba el aforo de la Conselleria de Agricultura--, señala Urbán, que se suma así a lo que ya ha venido anunciando Fepac-Asaja. Pero, a pesar de ello, y de que ya se recolecta a buen ritmo y hay compras, las cotizaciones están por debajo del año pasado, «entre 8 y 10 pesetas», señala Urbán, quien resume la situación. «El mercado tira, pero los precios no arrancan», destaca.
menos ingresos // Una situación que lamentablemente no es nueva para los agricultores. Y la campaña pasada, cuando sí hubo precio, faltó cosecha. Debido a la merma en la producción, el campo de Castellón perdió 17 millones de euros (60 en la Comunitat), según las estimaciones de la Unió.
Eso sí, las diferencias entre variedades fueron ostensibles. La más perjudicada fue, una vez más, la clemenules. La variedad estrella de la citricultura provincial registró una diferencia entre los ingresos hipotéticos y los reales de 16,4 millones menos.
De esta manera se cumplió lo que los productores ya venían avanzando durante toda la campaña: que los mejores precios no compensarían la falta de kilos.
La ortanique también registró pérdidas (2,5 millones), pero sí lo hizo en otras variedades, como oronules, clemenrubí, hernandina, nadorcott o marisol.
En cuanto a las naranjas, las pérdidas fueron más habituales entre todas las variedades (solo se salvó la powel), hasta registrar 4 millones de ingresos menos de los previstos inicialmente.
De esta manera, de no cambiar el curso y sumar dos campañas negativas consecutivas, Urbán prevé que se acelere el proceso de abandono de campos que ya se viene produciendo. H
