La soledad se propaga por el mapa de Castellón y lo hace igual que una plaga, instalándose a pasos de gigante tanto en los municipios del interior como en los de la costa. La cifra de los que viven consigo mismos, ya sea por obligación o por gusto, no deja de crecer desde hace décadas. Y subiendo. Casi 60.000 personas de la provincia no conviven con nadie y eso significa que en uno de cada diez hogares no se discute por el mando de la televisión o por bajar la basura. El problema, aseguran todos los expertos, es que parte de los que viven en hogares unipersonales tienen más de 65 años. Y muchos de ellos se sienten solos.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que 26.600 personas mayores de 65 años de Castellón viven solas, 7.600 más que hace diez años, cuando eran 18.900. La mayoría goza de una buena salud y mantiene un contacto diario con su familia, aunque hay otros cuya situación es distinta: tienen a sus hijos lejos y, a medida que pasan los años y la salud empieza a fallar, surgen los problemas.

Lo que antes era esporádico es cada vez más frecuente. La muerte en soledad. Lo explicaba hace tan solo unos días el magistrado valenciano Joaquim Boix, que levanta cuatro o cinco cadáveres cada mes y la mayoría son ancianos a los que la muerte les ha sorprendido en su casa, sin tiempo para reaccionar. Y en Castellón ocurre exactamente lo mismo. «Cada mes encontramos a entre dos y tres ancianos muertos solos en su casa», asegura Andrés Balfagó, jefe de Operaciones del Consorcio Provincial de Bomberos, quien describe que intervienen a petición de la Policía, que es la que suele recibir la llamada de un familiar o un vecino alertando que hace varios días que no tiene noticias del anciano.

Lo que también se ha disparado son las caídas de personas mayores que no tienen a nadie cerca a quien pedir ayuda. «Cada vez son más frecuentes los servicios en domicilios en los que vive una persona mayor que está sola y se cae y tenemos que acudir a socorrerle», añade Balfagó. Las posibilidades de un descuido doméstico que acabe en un incendio también aumentan en el caso de los mayores que viven solos. Por eso el jefe de operaciones de los bomberos recuerda la importancia de la prevención. Y esta llega en forma de detector de humos: «Es un dispositivo que todos tendríamos que tener en casa, pero en el caso de los mayores todavía más».

RECURSOS MUNICIPALES

Cada vez hay más personas mayores que viven solas porque las estructuras de apoyo familiar han ido cambiando y desintegrándose sin que la sociedad o la Administración hayan sabido responder a ese vacío. Y eso que la mayoría de los ayuntamientos y la Diputación tienen programas de ayuda domiciliaria. La institución provincial, por ejemplo, tiene un servicio de teleayuda que llega a 3.191 personas, mientras que el Ayuntamiento de la capital, que también presta este servicio, intenta recuperar la teleasistencia.

Mientras la recupera, el consistorio de Castellón ya puso en marcha hace un año un programa de atención psicológica para personas de más de 65 años con el objetivo de ofrecer orientación en casos como enfermedad, dependencia, problemas de soledad o aislamiento social. «La soledad es una de las principales problemáticas que se atienden», explica Mar Lluch, psicóloga de Castellón y vicedecana tercera del Colegio de Psicólogos de la Comunidad Valenciana.

Castellón apuesta por la ayuda psicológica y hay ayuntamientos como el de Alcalà de Xivert que han creado la figura del agente de acompañamiento, «Vimos que existía una demanda en cuanto a personas mayores que viven solas y que necesitan que alguien les acompañe, por ejemplo, al médico», describe la concejala de Bienestar Social, Desa Pitarch.