El 2015 ya es historia y empieza un nuevo año cargado de retos. Si no se tuercen las cosas, dependiendo de la política y el difícil encaje de bolillos que deja el 20-D, este será el año de la salida definitiva de la crisis. La situación continuará a mejor y los economistas (por unanimidad) pronostican un ejercicio 2016 con más consumo, más empleo, más exportación y más empresas.

Desde el punto de vista econónimo no hay nubarrones a la vista. 2015 se ha cerrado en Castellón con casi 7.000 parados menos y nada hace pensar que las cosas vayan a ir a peor. Es más, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) pronostica que la cifra de afiliados a la Seguridad Social crecerá casi un 3% y que el Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunitat aumentará un 2,8%.

Al crecimiento de la economía provincial va a contribuir el tirón del consumo y el auge (imparable) de las exportaciones, pero también la llegada de una infraestructura básica y que Castellón lleva reivindicando durante mucho tiempo: el AVE. Con tres años de retraso sobre la fecha prevista, todo apunta a que la capital tendrá alta velocidad durante la primera mitad del año, lo que unido al despegue definitivo del aeropuerto podría multiplicar la llegada de turistas, el sector que aún en los peores momentos ha sido la gallina de los huevos de oro para la economía provincial.

El pero viene de la mano de la política. Tras el 20-D, todo depende de los pactos y la posibilidad de ir a una segunda vuelta es sólida. Y mientras no haya un Gobierno que revise el sistema de financiación autonómica, en la Comunitat seguirán los mismos problemas: falta de dinero y, sin recursos, es imposible que la inversión pública mejore. H