El frío en la calle en pleno mes de febrero hace que las personas se refugien en sus casas y dentro busquen el calor. Eso explica por qué las noticias de fuegos en hogares salpican los periódicos durante el invierno. Braseros, chimeneas, calderas o radiadores permiten disfrutar de una temperatura óptima, pero esconden riesgos si se da un mal funcionamiento. Unos riesgos que pueden acabar en tragedia. En lo que va de año, 65 personas han fallecido en España por incendios en viviendas, 4 de ellas en Castellón, las últimas dos víctimas ayer mismo -más información en página 4-. El año pasado fueron muchas menos: 34. ¿Qué está pasando?

Tras cerrar el 2015 con un descenso, el año pasado la cifra de incendios declarados en el interior de un vivienda volvió a crecer en Castellón. Los datos que manejan el Consorcio Provincial y los Bomberos de Castellón contabilizan 253 fuegos en la provincia, un 10% más que durante el 2015. Y este 2017 no ha empezado mucho mejor. Desde el 1 de enero y hasta el 15 de febrero ya se han registrado 47 fuegos, siete de ellos en la capital. Eso quiere decir que cada día se incendia una vivienda en la provincia, un dato que preocupa, y no poco, a quienes luchan contra el fuego.

Lo peor de todo es que 3 de esos 47 incendios tuvieron consecuencias nefastas. El 6 febrero una mujer de Vila-real de 86 años falleció en el Hospital de la Plana a consecuencia del humo que inhaló en el incendio en su casa cuatro días antes. El 10 de enero un hombre de 55 años murió en idénticas circunstancias, esta vez en Algimia de Almonacid. La última tragedia se registró ayer. Andrés Balfagó, jefe de Operaciones del Consorcio Provincial, achaca el incremento de los incendios a los últimos temporales de frío. «Está demostrado que en los inviernos con temperaturas más bajas de lo normal hay más incidencias», argumenta.

CUIDADO CON EL HUMO // Los bomberos tienen detectados tres tipos de incendios en viviendas: el que empieza a la cocina, el que se produce por una mala combustión de una estufa o una chimenea y el que se declara como consecuencia de una instalación eléctrica en mal estado. «El problema, más que el fuego, es el humo», explica Balfagó, quien asegura que el 90% de las víctimas lo son por inhalación de humo. En este sentido, el jefe de Operaciones del Consorcio explica que los hogares han cambiado mucho y hoy ya no hay tanta madera, mientras que abundan los plásticos, y al quemarse generan un humo mucho más tóxico.

El grueso de las personas que mueren o resultan heridas en un incendio son por intoxicación y los mayores de 75 años son el colectivo más vulnerable. «Los datos que manejamos apuntan a que hay más fuegos en hogares habitados por ancianos que viven solos, de ahí que la instalación de detectores sea vital», sentencia. Y un dato más: el horario nocturno es el más crítico.

A descuidos que se repiten a lo largo de todo el año como un cigarrillo mal apagado o una sartén olvidada en el fuego, en invierno se suman como causas de incendio los aparatos de calefacción, que pueden ejercer de punto de inicio del fuego, o la sobrecarga de las instalaciones eléctricas, a las que cada vez se conectan más aparatos (televisor, ordenador o electrodomésticos) y con un uso mayor, al pasar en épocas de frío más tiempo en casa.