Con el corazón ya en un puño tras una jornada en la que la tensión pudo rebajarse con la anunciada convocatoria de elecciones por parte de Carles Puigdemont, que no ocurrió, y a la expectativa de nuevos altibajos imprevisibles en la crisis de Cataluña, buena parte de los políticos consultados por Mediterráneo lamentaron la situación, al mismo tiempo que reclamaron volver a la legalidad y, en mayor o menor medida, no vieron mucha más salida que la aplicación de un artículo 155 de la Constitución que no gusta a casi nadie.

Desde el Consell, el president socialista Ximo Puig apuntó ya por la mañana que el camino tomado por el Gobierno catalán es «errático» y no se dirige hacia ninguna solución. El secretario provincial del PSPV, Francesc Colomer, veía el panorama a última hora como un «despropósito», las elecciones como «necesarias» para el «diálogo legal» y lamentó que tras el fracaso de la política hace años, «ahora mismo campan los extremistas por todas partes».

Desde el PPCV, su presidenta, Isabel Bonig, quien también usó el término despropósito, dijo que «Puigdemont solo tiene una opción, volver a la legalidad», mientras que su homólogo en el PPCS, Miguel Barrachina, alertó de que la sangría de empresas que huyen de Cataluña se acentuará; y el presidente de la Diputación, el popular Javier Moliner, se pronunció de un modo similar a ambos.

Por su parte, los representantes de empresas y sindicatos castellonenses confluyeron en este caso al valorar con tristeza la situación y responsabilizar a Puigdemont de situarse fuera de la ley y provocar la aplicación del 155.

Matices distintos tuvo la valoración de Mònica Àlvaro, de Compromís; y César Jiménez, de Podemos, quienes reiteraron que no aprueban ni el 155 ni la DUI, sino que el camino, cada vez más complicado, debe desembocar el diálogo entre las partes y, por tanto, en una solución negociada.