La desaceleración de la economía en no pocos países y las crecientes trabas al libre comercio en territorios clave para la provincia no han podido con el empuje de las empresas castellonenses, que han logrado minimizar daños y exportar en el 2019 por valor de 7.864 millones de euros, apenas dos décimas por debajo del máximo obtenido al cierre del ejercicio del 2018, durante el que el crecimiento de las ventas en el exterior fue aún de dos dígitos.

Las buenas cifras de diciembre pasado, hechas públicas este jueves por el Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), con un aumento de las ventas del 15% sobre los datos de noviembre, han ayudado a compensar pérdidas ya esperadas. En este sentido, el director de Internacionalización de Cámara Castellón, Joaquín Andrés, apuntó: «Diciembre ha arreglado las cifras del año, que pensábamos que podían ser peores teniendo en cuenta el cierre del mercado argelino al azulejo y los problemas de trabas, que aumentan en la zona del Golfo, sumado todo ello a un contexto de incertidumbre generalizada en la economía internacional».

Cara y cruz del clúster

De hecho, como avanzó el presidente de Ascer, Vicente Nomdedéu, la cerámica castellonense ha cerrado el ejercicio con un incremento del 3% de sus exportaciones, que sumaron 2.569 millones de euros, después de elevarlas en un 11,15% en diciembre sobre el mes precedente. Si esta es la cara positiva, la cruz menos dulce es el dato de las fritas y esmaltes cerámicos, segundo pilar en importancia en el clúster castellonense, ya que sus ventas al exterior caen el 8,4% en el último ejercicio.

En lo que se refiere al sector cítricola, han salvado igualmente una campaña marcada por un brutal descenso de la producción estrella de la provincia, la clemenules, de más del 40%. Los números en valor confirman que los buenos precios han servido para ingresar un 9% más que en el 2018 en el caso de este grupo de fruta, si bien los cítricos en general bajan un modesto 1,3%.

El factor combustible

A la hora de valorar la evolución del conjunto, Andrés recuerda un elemento que poco o nada tiene que ver con la marcha de la economía provincial y de sus éxitos o fracasos en los mercados internacionales: el factor combustibles.

Este apartado, vinculado únicamente con la actividad de la refinería de British Petroleum y con las oscilaciones del crudo en el ámbito mundial, pesa en las estadísticas con más de 928 millones de euros (el 10%) en el 2019, lo que supone un descenso del 6,4% y tira a la baja de los datos.

El entorno

De hecho, el director de Internacionalización de Cámara Castellón entiende que ese factor (350 millones menos de ventas en combustible) pueden explica que las exportaciones de Castellón caigan dos décimas, mientras que en España suben el 1,78% y en la Comunitat Valenciana el 2,76%.

El balance del entorno dice que las ventas las tres provincias valencianas en otros países han vuelto a marcar un récord histórico al alcanzar un valor de 31.160,2 millones de euros, ante lo que el conseller de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Empleo, Rafa Climent, se ha mostrado muy satisfecho. Entiende que se trata de un aumento continuado, «resultado de la apuesta de las empresas por los mercados exteriores».

En cuanto al conjunto de España, las exportaciones de mercancías alcanzaron los 290.089 millones, una cifra récord aunque el ritmo de incremento anual fue el más lento desde, al menos, el ejercicio del 2010.

La visión de la patronal

Ante este panorama de estancamiento, que afecta incluso más a las compras, ya que las importaciones castellonenses bajan casi un 7%, lo que implica menor actividad económica, desde CEV Castellón hacen una valoración general que «no puede ser positiva», pusieron ayer de manifiesto.

«Queramos o no, la caída del 0,2 % de las exportaciones castellonenses significa una pérdida de cuota de mercado en ámbito global», caída que entienden que «guarda una estrecha relación con los descensos acumulados en las partidas de petróleo y derivados (-11,6%), así como en fritas y esmaltes cerámicos (-8,4 %) pero, a la vista de otros parámetros -como los referentes al mercado laboral-, el nuevo entorno macroeconómico requiere de una profunda reflexión sobre nuestro modelo económico y las políticas económicas», apuntaron.

Finalmente, subrayaron que, en un contexto de ralentización, «las políticas laborales y fiscales deben contribuir a la generación de actividad y a incentivar las inversiones productivas».