Aunque la vicepresidenta del Consell y coportavoz de Compromís, Mónica Oltra, insistió ayer en que el Pacte del Botànic «está a prueba de bombas», resulta evidente que las distintas posturas mostradas por la coalición nacionalista y el PSPV del president Ximo Puig ante la grave crisis catalana han elevado la tensión entre ambos socios del Pacte del Botànic, especialmente, tras los acontecimientos del 1-O.

La contundente defensa desde Compromís --y también desde Podemos en la Comunitat-- del derecho a decidir, en línea con su condena sin matices de la actuación policial, no solo ha chocado con la posición socialista, mucho más tibia, sino que ha generado cruces de serias acusaciones entre distintos cargos en redes sociales.

Si el portavoz del PSPV en Les Corts, Manolo Mata, ha llegado a asegurar que los mensajes de Compromís «enturbian un poco la relación» entre los partidos del Consell, también ha afirmado, en la misma línea que Oltra, que el pacto «está blindado».

Mientras, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, quien anunció una iniciativa en Les Corts de apoyo a las fuerzas de seguridad, vuelve a pedir a Puig que rompa con sus socios y le tiende su mano para gobernar. Por su parte, el presidente del PPCS, Miguel Barrachina, abundó también en la idea de que el president socialista es un «rehén» de Compromís.

En cuanto a la ciudad de Castellón y aunque el PSPV local se desmarcó de la postura de su partido, por ejemplo, en la Diputación, donde votó por la unidad de España con PP y Cs, también mantiene una posición más tibia que sus socios de Compromís y CseM, y las grietas crecen.