La previsión meteorológica puede ser la gran aliada de las reservas hídricas este otoño. Los expertos vaticinan unos meses de septiembre y octubre lluviosos en la provincia y que podrían descargar en Castellón el 40% de las precipitaciones anuales. Así lo indica el catedrático de Climatología de la Universitat Jaume I (UJI), José Quereda, a Mediterráneo.

«En el litoral de Castellón pueden caer unos 300 litros durante esos meses, lo que permitirá nivelar el agua», explica Quereda, quien recuerda, sin embargo, la necesidad de que las lluvias lleguen a las cuencas altas. «La situación es preocupante en María Cristina y Ulldecona porque falta mucha agua, pero el otoño puede ser una importante fuente de abastecimiento», opina.

Por lo que respecta a lo que resta de mes de agosto, el catedrático universitario no prevé precipitaciones significativas y apunta que podrían darse algunos «episodios aislados de agua». Descarta, por el momento, granizadas o la llegada de gota fría.

A LA ESPERA DE SETA Y TRUFA

Si las predicciones de un otoño lluvioso y sin calor se cumplen, podría ser un buen año para el robellón, la más popular de las setas en la provincia. La de los hongos no es, ni mucho menos, una ciencia exacta. De hecho, las últimas campañas han sido muy irregulares en la provincia a cuenta de la meteorología. Poca lluvia y mucho calor, mala combinación.

El robellón busca humedad, aunque no demasiada, y que el subsuelo esté a una temperatura de unos 7º. Además, es muy importante que durante el día no apriete el calor en el interior, pues ello favorece que los níscalos se llenen de gusanos. Un hecho que mermó notablemente el botín de los boletaires en el 2014, siendo las posteriores collites escasas en el 2015, 2016 y 2017.

La trufa, la reina negra de la gastronomía gourmet, también es una de las grandes esperanzas del otoño en el interior de Castellón. A principios del 2017 el temporal de lluvias y nieves castigó su aparición en el Palancia.