El consumo doméstico de naranjas, aunque de manera muy suave, no ha parado de crecer desde hace 10 años, pero esta circunstancia no se ve correspondida en ganancias de quien la produce. El mercado interno representa poco más del 20% del negocio de la naranja que, principalmente, está destinada a la exportación. De ahí que el discreto comportamiento de la demanda interna apenas repercuta en un sector muy castigado por los bajos precios y una enorme competencia.

La demanda doméstica de cítricos sí ha ido evolucionando en el ámbito doméstico --en lo que concierne a los hogares-- donde es la población mayor la que tira del carro hasta alcanzar hoy los casi 43 kilos de fruta por persona y año, según el balance de un borrador que elaboran los distribuidores, basados en los últimos datos del Ministerio de Agricultura, en el que se detalla, además, que la demanda por hogar en los territorios productores como Castellón están a la cola de un ránking que lideran las provincias gallegas, castellanas o vascas.

En lo que concierne a la naranja y en el ámbito interno, el perfil poblacional también va directamente ligado a un consumo en el que cada día prevalece los gustos y las preferencias de las personas mayores. En este sentido, son los hogares formados por jubilados quienes tiran del carro de la demanda de una fruta que ha experimentado incrementos en el último año por encima del 3,4%.

Por otro lado, en cuanto al consumo per cápita de naranjas en familias con hijos entre los 12 y 18 años, el aumento es de 6,1% y, en cuanto a parejas de adultos sin hijos, este alza se sitúa en casi el 4%, según las mismas fuentes.

En la parte contraria de la balanza y de manera individual, se sitúa la población joven, que cada año reduce sus preferencias domésticas por los cítricos. Además, en los hogares formados por parejas jóvenes sin hijos la caída de la demanda de esta fruta sobrepasó el 10% a lo largo del último ejercicio, en una tendencia que se viene repitiendo a lo largo de los últimos cinco años.

ÁREAS GEOGRÁFICAS // En cuanto al consumo de naranjas en los hogares por provincias, el ránking lo encabezan gallegos, castellano-leoneses, vascos, cántabros y madrileños. Por contra, los territorios más productores --como es el caso de Valencia, Castellón o Sevilla-- ocupan la parte baja de una tabla que cierran las Islas Baleares. Para expertos en mercadotecnia e ingenieros agrónomos esta circunstancia se explica porque en estas zonas, tan allegadas y próximas a los cultivos, existe, por lo general, «una transacción o tráficos alejados de los tradicionales canales de distribución de los productos», según detallan.

NARANJA Y CRISIS // Por lo general, «se trata de un consumo tradicional bastante estable», argumentan las mismas fuentes, que manifiestan que en los periodos de «estrecheces económicas, las preferencias se centran en productos más económicos, de gran temporalidad y fácil accesibilidad, como le ocurre a la naranja», señalan para explicar el buen comportamiento de esta fruta como una de las de mayor aceptación en los hogares.

El grupo de edad más consumidor de naranjas se sitúa actualmente en los mayores de 50 años, con hogares con una media superior a los cinco miembros y, en cuanto a la tipología de familias más demandantes de estos productos, los núcleos de hogares que consumen más cantidad de fruta fresca viven, por lo general, en poblaciones que cuentan con menos de 2.000 habitantes.

En cuanto al modelo de establecimiento comercial preferido para la adquisición de las naranjas y, por lo general, del resto de cítricos, la tienda tradicional sigue siendo el canal preferido para la compra de frutas frescas con un 37,1% de las mismas, según las mismas fuentes. Sin embargo, su papel sigue en caída libre y a lo largo del último año ha vuelto a reducirse por encima del 7% con respecto al mismo periodo anterior en una tendencia que se viene repitiendo desde hace más de diez años. Por contra, las tiendas descuento experimentan un notable incremento, con subidas que rebasan el 10% en un año. H