El peor de los presagios se ha confirmado. La CUP ha bajado de los 10 escaños que obtuvo en el 2015 a los cuatro que ha conseguido este 21-D. Con el 99,51% del escrutinio, unas 192.795 personas (el 4,45% de los votantes) han apoyado a los anticapitalistas, frente a las 337. 794 (8,21%) de hace dos años. La CUP es la sexta fuerza del Parlament, solo por delante del PP.

Durante la noche, que la CUP celebró en la Nau Bostik del barrio barcelonés de La Sagrera, las caras de funeral eran visibles desde los primeros avances. Esas mismas caras acompañaron horas después al cabeza de lista, Carles Riera, y al resto de sus compañeros, cuando comparecieron ante los medios sobre las once y media de la noche.

«Hemos obtenido un mal resultado electoral que está muy lejos de nuestros objetivos», reconoció Riera. Parte de los votos que la CUP recibió en el 2015 procedían de votantes de ERC que, decepcionados con la coalición Junts pel Sí, se entregaron a la izquierda radical. Este 21-D muchos de esos votos han regresado a los de Oriol Junqueras.

Aun así, Riera lanzó un mensaje de optimismo porque «ha ganado la república del 1-O» y la CUP «ha contribuido a que dentro de esta mayoría republicana haya una mayoría de izquierdas». Para él, el independentismo ha ganado al «golpe de estado» y solo queda «implementar» la república desde hoy mismo.

«Hemos contribuido a construir la república y a hacerla un poco más realidad», aseveró Riera entre gritos de «independencia» y añadió que la CUP «hará valer» sus «cuatro escaños de oro” para «construir la república unilateralmente», pues su formación «sigue teniendo la llave».

Reconoció, sin embargo, que los anticapitalistas no han conseguido los otros dos de sus cuatro «objetivos electorales», que eran conseguir una mayoría de izquierda en el Parlament y que la CUP obtuviera unos mejores resultados que en los anteriores comicios.

Consciente de que han perdido «capacidad de influencia política e institucional», el líder ha dicho que los cuatro escaños de la CUP son «de oro» porque «siguen siendo la clave». Así, no se ha cerrado a pactar con ERC y JxCat, pero tampoco ha hecho amago de recular: vía unilateral sí o sí. «Nuestro programa ha perdido apoyo, pero no nos desdecimos de él». El tono ha sido mucho menos exigente que en la campaña. El desconcierto, indisimulable.

Riera afirmó que «el bloque del 155 ha quedado claramente derrotado y deslegitimado» y que «el Estado no ha conseguido ganar el Golpe de Estado en Cataluña».

Riera ha reconocido sin ambages el mal resultado de su formación política, que en 2012 obtuvo tres escaños, en 2015 alcanzó los diez y en estos comicios ha bajado hasta los cuatro, lo que a priori situará a los anticapitalistas en el grupo mixto.