Àngel Dealbert y Pablo Hernández son las dos caras más reconocibles del nuevo proyecto (en el caso del segundo, su padre, Alfonso, ya es el nuevo vicepresidente). Los dos, desde la emotividad, tocaron la fibra más sensible.

«Han sido meses duros. Aunque Àngel y yo lo hemos vivido desde lejos, hemos estado siempre pendientes», dijo el del Leeds. «Es un orgullo ayudar al club de mi ciudad, donde empecé a ver fútbol de Primera con mi padre... Esto ayudará a recuperar la ilusión, tras unos años que perdíamos socios. Esto es el inicio de algo bonito y yo, desde la distancia, estaré apoyándolo... y cuando acabe mi carrera, trabajaré codo con codo con ellos», destacó.

Dealbert recordó que lleva al Castellón «en la sangre» y recordó su etapa, desde cadetes hasta el primer equipo en Segunda A. «Me emociona volver así, aún no como jugador pero nunca se sabe… Hemos puesto un ladrillito muy importante porque, sin él, no sería posible nada, pero ahora dependemos de todo el mundo: entre todos los vamos a conseguir», explicó el de Benlloch.