El pasado 10 de octubre, día de la DUI interruptus de Carles Puigdemont en el Parlamento catalán, el independentismo pasó de la excitación al gatillazo en cuestión de segundos. Pero la jornada de ayer, o más bien algunas horas de esta jornada, fueron de auténtica conmoción secesionista. Un aturdimiento que evidenció que la cacareada unidad soberanista es capaz de saltar por los aires al mínimo giro en el guion. Y ayer hubo varios.

Tal fue el impacto de lo que fue durante unas horas la renuncia a la DUI de Puigdemont en favor de las elecciones que dos diputados del PDECat, Albert Batalla y Jordi Cuminal, anunciaron no solo su renuncia al escaño, sino también que dejaban el partido al no compartir la decisión del presidente de la Generalitat de convocar comicios para evitar la aplicación del artículo 155. Aunque se trataba de una decisión que por entonces todavía no había sido confirmada por Puigdemont.

«Respeto la decisión, pero no la comparto nada. Hoy mismo renuncio como diputado y me doy de baja del PDECat», anunció en su cuenta de Twitter Batalla, que es también alcalde de La Seu d’Urgell.

«No comparto la decisión de ir a elecciones. Renuncio a mi acta de diputado y me doy de baja del PDECat», coincidió Cuminal, que fue director general de Comunicación de la Generalitat en el Gobierno de Artur Mas. Tras saber que Puigdemont renunciaba de momento a los comicios, Cuminal dejó en suspenso su decisión.

No fueron los únicos que mostraron su descontento. Neus Lloveras, alcaldesa de Vilanova i la Geltrú y presidenta de la Associación de Municipios por la Independencia (AMI), puso también su continuidad en el partido en duda.

Si fuerte fue la presión de su propio partido, los socios de Puigdemont en el Govern y en el Parlament no le dieron tregua. El diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián llegó a insinuar que el president había optado por la traición. «155 monedas de plata», tuiteó en alusión a las 30 monedas de plata por las que Judas vendió a Jesús de Nazaret. Según el Evangelio de Mateo?, en el Nuevo Testamento, Judas Iscariote dejó en la estacada a Jesús de Nazaret por esta cantidad. Rufián cambió el número para aludir al artículo 155 de la Constitución que se está tramitando en el Senado y que supondría la intervención de la autonomía de Cataluña. Ante las críticas que recibió de algunos tuiteros, el diputado de Esquerra puntualizó que se refería a la oferta del Estado de desactivar el 155 a cambio de elecciones y renuncia al procés.

Anna Simó, vicepresidenta del Parlament y dirigente de ERC, también expresó su descontento: «Dejamos Palau. Nos vamos hacia la ejecutiva nacional extraordinaria. Después daremos la cara ante el país. Porque lo tenemos que hacer». En la misma línea, las JERC (juventudes de los republicanos) llamaron a la movilización callejera: «Fieles al mandato popular y a la gente, que ha hecho el trabajo».

Antes incluso de que fuentes del Govern filtraran a los medios que Puigdemont apostaba por renunciar a la DUI y convocar elecciones, diferentes cargos de la CUP salieron en tromba contra el cambio de rumbo del president. «No avalaremos ningún escenario de elecciones. Reafirmamos el mandato popular del 1-O. República ahora sin más dilaciones. Sin miedo», publicaron los anticapitalistas en su cuenta de Twitter a las diez de la mañana. Acto seguido, diversos dirigentes del partido prosiguieron desde sus perfiles en la misma línea. «Que no nos roben la República en los despachos», escribió la diputada Mireia Boya.