Por desempeñar el mismo trabajo, un camarero puede cobrar en Castellón este verano --o todo el año-- hasta 370 euros menos que su compañero de turno en el mismo restaurante. Una situación que denuncian UGT y CCOO, y que es consecuencia de que un sector como la hostelería, con 17.000 empleados --que llegan a 25.000 en temporada alta, como el próximo estío-- tengan su convenio laboral expirado hace casi cinco años y cumplida la retroactividad hace tres.

La negociación con la patronal sigue atascada, en punto muerto, por diferencias irreconciliables. Ambas partes se muestran receptivas a hablar, pero no a ceder, y por ahora no hay fecha de cita, aunque CCOO baraja “nuevas vías para reflotarlo” y está siguiendo de cerca los pasos de la hostelería valenciana. Y desde UGT no descartan negociar con una patronal autonómica, “pero no creo que se avance este año”.

Mientras, uno de los sectores con más potencial por el turismo y el aeropuerto, como denunció Elsa Montón, delegada de CCOO, sufre una abismal diferencia de derechos, según su marco laboral. Los más afortunados, “que no llegan a la mitad”, según Álex Sanz, de UGT, trabajan acorde al antiguo convenio ya desaparecido (contratados antes de octubre del 2013), con condiciones algo mejores. Otros se rigen por acuerdos de empresa (pactados en las más grandes); y por último, las micropymes, que suelen aplicar el estatuto de trabajadores raso a nuevos contratos. “Se crea competencia desleal. Y puede pasar que un trabajador de hostelería cobre 1.026 euros y su compañero nuevo, el salario mínimo interprofesional, de 655”, lamentaron.

Desde Ashotur, su asesor laboral, Emilio Pin, convino en la disposición a negociar pero alertó de “la dependencia al 99%” de las políticas del futuro ejecutivo estatal que salga del 26-J. H