Dicen los analistas que el dinero es miedoso. No les falta razón. El importe que las familias de Castellón tienen en cuentas a la vista, las que permiten disponer del dinero de manera inmediata y también, domiciliar la nómina, la pensión y los recibos, sigue sin tocar techo y se sitúa en niveles históricos. Según los últimos datos del Banco de España, esta cifra alcanza ya en la provincia los 3.046 millones de euros, un 28% más que la registrada un año antes, que fue de 2.362 millones de euros. Y todo ello a pesar de que el interés que los bancos pagan a las familias por tener su dinero en estas cuentas también ha caído en picado. Actualmente el tipo medio está en tan solo el 0,06%. O mejor dicho, casi nada.

La cantidad de dinero que las familias tienen en cuentas corrientes se ha disparado y lo ha hecho por varios motivos. Uno de ellos es porque la actividad económica vuelve a aumentar. En el 2016, la economía valenciana creció un 3,9% (la media nacional se situó en el 3,2%) y más de 7. 000 personas abandonaron la lista del paro. Y, lógicamente, a más personas trabajando, más nóminas. El otro gran motivo tiene que ver con la nula rentabilidad de los depósitos a plazos, la fórmula elegida en los últimos años por decenas de familias para guardar sus ahorros.

Las cuentas corrientes son la antesala del consumo y, cuanto más dinero guarden más posibilidades hay de que acaben en la caja registradora de un comercio o un restaurante. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en Castellón. El consumo ha vuelto a coger aire y ha despuntado en un 2016 de récord, con el volumen de ventas del comercio más alto de los últimos cinco años, según un informe de la Oficina Comercio y Territorio-Pateco del Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana. De hecho, el número de tiendas de Castellón, Valencia y Alicante que han aumentado su facturación se ha elevado en 12 puntos.