PDECat

Lo primero que deberán decidir los dirigentes del PDECat es si aceptan la legalidad estatal, la que pone en práctica el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy. Pero las primeras reacciones entre los nacionalistas es que se tendrán que afrontar los comicios de la mejor manera.

Las elecciones no cogen precisamente a los posconvergentes en un momento dulce. El PDECat es un proyecto todavía en construcción, con algo más de un año de existencia y con una dirección todavía pendiente de lograr un punto de maduración. Una dirección joven al frente de la cual está Marta Pascal, que ha tenido notables dificultades para imponer su autoridad frente a dos poderes, el del depuesto president Puigdemont y el del expresident Artur Mas.

En cualquier caso, es improbable que ninguno de estos dos cargos opte a ser candidatos. Puigdemont ha dicho en numerosas ocasiones que solo aceptó un único mandato. Y Mas también ha dejado claro en varias entrevistas que no opta a ser de nuevo candidato; solo se lo repensaría para unos comicios de una asentada república catalana.

Ante la improbable reedición de Junts pel sí, el PDECat necesitará marcar perfil propio diferenciándose no solo de la CUP, sino también de ERC. Podría apelar al soberanismo sensato y posibilista, unos atributos que Santi Vila, el ya exconseller podría enarbolar. Vila no ha escondido sus aspiraciones y no renuncia a nada.

ESQUERRA REPUBLICANA

Los expertos económicos acostumbran a definir Brasil como un «país de enorme futuro», pero este, el futuro, nunca llega. Sería exagerado decir que eso mismo se puede aplicar a ERC, por cuanto los republicanos eran más un partido de mejor pasado que porvenir. Oriol Junqueras y el procés dieron la vuelta a la tortilla, como acreditan las encuestas desde hace más de un año.

Ante unas elecciones que no deseaban, los republicanos se pueden encontrar ante una disyuntiva, la de participar o no en la contienda electoral. Si se echa mano de la hemeroteca y de las veces que los líderes de ERC han señalado aquello de que son «tan demócratas» que cuando ven una urna «se tiran de cabeza hacia ella» (Marta Rovira dixit), no parece descabellado pensar que sí participarán.

En una situación normal, los republicanos se verían tan seguros de ganar como inseguros de encontrar con quién pactar. Por un lado, con un PDECat que, una vez más, dio muestras de flojera de piernas, aunque esta vez no consumó, ERC, que volverá a enarbolar la estelada, puede recibir aún algún voto más provinente del electorado convergente. Aunque son conscientes de que ese pozo de votos se va secando.

Por el otro, si PDECat toma derroteros menos radicales, algo seguro si su candidato es, por ejemplo, Santi Vila, eso repercutirá en ERC en cuanto que tiene una puerta menos donde pactar. Si el PDECat no se mantiene en la independencia, nada une ya a un partido de centroizquierda con uno de centroderecha.

CIUDADANOS

Ciudadanos es el partido que más tiempo lleva haciendo campaña para unas elecciones que ha reclamado por activa y por pasiva. Tanto tiempo que la noche electoral del 27-S del 2015, cuando pasaron de 9 a 25 diputados y a líderes de la oposición, ya reclamaron nuevos comicios.

Las encuestas les dan ahora entre 21 y 22 escaños, aunque su estrategia de mano dura contra el soberanismo y su regreso a las esencias cargando contra el «adoctrinamiento» escolar les han permitido repuntar en los últimos meses a costa de hacer mella en el PPC. Aunque saben que están lejos de los republicanos, hace más de un año que los naranjas plantean los nuevos comicios al Parlament como un duelo entre su líder en Cataluña, Inés Arrimadas, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Quieren polarizar la campaña para tratar de erigirse en la fuerza central constitucionalista. Descartan una candidatura conjunta con PP y PSC con el argumento de que con ella «se perderían votos», aunque por la cabeza de los estrategas del partido el fin es el siguiente: si el bloque independentista no tuviera mayoría absoluta, el bloque contrario a la secesión debería formar un Govern de concentración que implicaría un doble tirabuzón: que el resto de partidos aceptaran la presidencia de Arrimadas y, más difícil, deberían estar dispuestos a entrar quizás hasta los comuns.

PARTIDO SOCIALISTA (PSC)

Ilusos es lo mínimo que les hubieran llamado desde otras fuerzas si hace un año hubieran dicho que aspiraban a ser los segundos en el Parlament, los primeros si no se presentara Esquerra. Entonces los socialistas catalanes estaban inmersos en su particular crisis con un PSOE implosionado por la investidura de Rajoy. Ahora, encuestas mediante, el PSC parece haber recuperado algo de aliento y está en disposición de disputar el puesto a Ciudadanos con Miquel Iceta repitiendo de candidato.

Habrá un factor que Iceta podrá coger como bandera: el inicio de los trabajos para la reforma Constitucional que Pedro Sánchez anunció haber pactado con Rajoy. El dirigente socialista tendrá así refuerzos argumentales para pregonar el federalismo. El apoyo de los naranjas al PP en el Congreso permitirá al PSC tratar de recuperar al votante progresista que les castigó por una indefinición en el eje nacional.

EN COMÚ PODEM

Las elecciones pillan a los comuns a desmano. En su caso, por varios motivos. El primero, porque les siguen cogiendo demasiado pronto, ya que saben que su escenario ideal es aquel en el que el debate se juegue en el eje izquierda-derecha y no en el del eje nacional. Eso sí, el agotamiento de la hoja de ruta soberanista podría jugar a su favor.

Xavier Domènech, que ha capitaneado las dos victorias en las generales en Cataluña, es a día de hoy el mejor candidato, descartada la alcaldesa Ada Colau y la posibilidad de emerger nuevos liderazgos en tan poco tiempo. También habrá que ver si finalmente van con Podem a los comicios. Las aspiraciones de los comuns serían mejorar los 11 diputados de la actual coalición en el Parlament y acercarse a la veintena para luchar por la segunda plaza, rivalizando con C’s, PDECat y PSC.

PARTIDO POPULAR (PPC)

Con un solo voto más de los 349.193 que obtuvieron en las elecciones del 27-S, más de un dirigente del PP catalán se daría con un canto en los dientes. Xavier García Albiol defendía hace solo unos días que el Gobierno central debía fijar las elecciones autonómicas dentro de unos meses para dar tiempo así a que se apuntalaran las medidas del artículo 155 y se rebajara la ola soberanista. También sostienen voces del PPC que con ello su presidente quería asentar su liderazgo, habida cuenta que sigue generando reticencias en algunos sectores. Rajoy, sin embargo, ha llamado a las urnas lo más pronto posible, lo que paradójicamente también beneficia a Albiol: su ratificación como candidato está hecha.

CUP

Tras ser demonizados y criticados por el establishment, la CUP llegaría a estos comicios muy fuerte en las encuestas, por el augurio de que podrían repetir los 10 escaños, cuando no superarlos. El problemas es que la CUP no participará en esas elecciones. Minutos después de que Rajoy anunciara los comicios del 21-D, los anticapitalistas anunciaron con sorna que ese día ellos lo que harán será organizar una paella popular en lugar de acercarse a las urnas.