Los mercados tradicionales, es decir, los europeos, han absorbido la caída en la exportación de naranja castellonense a Estados Unidos. Lo reconoce Jorge García, presidente de la patronal provincial de exportadores Asociex, quien señala que estos destinos habituales son «los que mejor funcionan». Y es que, según destaca, «los clientes de siempre garantizan la rentabilidad» de las exportaciones de la fruta que parte de estas tierras, fundamentalmente clementinas. Por el contrario, abrir un nuevo mercado, una lucha en la que están embarcados constantemente, siempre supone una incertidumbre «y no ofrecen unos precios como para arriesgarte», apunta García.

Y es que, con zonas cerradas, como Rusia --debido al veto a los productos agroalimentarios europeos--; con la dificultad del envío al sudeste asiático, que fundamentalmente pide naranja y no clementinas, que llegan más deterioradas; y con una competencia feroz por parte de otras zonas productoras en países como Canadá o Suecia (donde se creció en años anteriores, pero en el ejercicio 2016 se volvió a bajar por el descenso en la producción provincial); Europa es el nicho que ha absorbido la caída de la exportación a Estados Unidos.

No en vano, desde el lunes se carga en el puerto el primer barco que partirá (previsiblemente hoy) con destino a Philadelphia cargado de clementinas. El Green Italia zarpará con unas 2.300 toneladas de fruta en sus bodegas. Con la duda de cuántos buques le acompañarán (la cifra variará de seis a nueve), Jorge García cree que la caída de la exportación a EEUU «ha tocado fondo». Así las cosas, en función del número de naves, la cifra será mayor o menor de las 17.000 toneladas que se enviaron la campaña pasada.

De todas formas, el dato está muy lejos de las 76.900 toneladas que se alcanzaron en la temporada 2006/2007. El rechazo americano a la variedad temprana de clementina marisol (este año aparte de clemenules solo se cargarán arrufatinas) y el alza de la producción de clementinas en California, así como la competencia de países como Marruecos, ha motivado este descenso.

Así, las firmas provinciales cada vez tienen más problemas para cubrir «el hueco que queda», señala García, aunque este año puede, por fin, parar la caída.