Vivir en un pueblo de 800 habitantes no es incompatible con facturar 700.000 euros al año. El foro contra la despoblación rural puso ayer de manifiesto que esto es posible y que el interior de Castellón necesita más oportunidades laborales, sobre todo vinculadas a negocios on line con exportación a todo el mundo; o que también urge incentivos para ser sede de empresas que se alimenten de profesionales y pymes del entorno. Poner en valor la calidad de vida y los servicios de un municipio como reclamo turístico o de residentes con poder adquisitivo, como jubilados de otros países, se planteó ayer como otro pilar para poder crecer.

Un buen producto que vender, conexión a internet, márketing y gestión logística para los envíos es la receta de Ricardo Lop, fundador de Aceros Hispania, en Castelserás (Teruel), desde donde vende cuchillos igual a Burgos que a Tasmania. «Es más barato y competitivo vender on line que en una tienda del paseo de la Castellana en Madrid», señaló.

En la misma línea se manifestó, Empar Fayos, que defiende emprender y retener el talento en los pueblos. Montó un negocio de colchones, Viscoform, en Pobla del Duc (Valencia), sin tienda física y ahora triunfa.

Por su parte, Gary Bedell, asesor del Gobierno de Canadá y autor de Los viajes del Guiri, ayuda a jubilados norteamericanos a buscar pueblos en España donde retirarse, con calidad de vida y servicios (hospital, AVE y aeropuerto a menos de dos horas). «Lo primero será una estancia turística, en 2018, antes de decidir si compran casa y se quedan. Hay alcaldes de Castellón interesados», indicó.

Asimismo, Gregorio Fernández, de la multinacional danesa de palas eólicas de les Coves LM Wind Power, considera básica la colaboración pública y la sociedad local. La plantilla ha pasado de 112 personas en el 2007 a 560 ahora (cinco veces más en una década) y de ellos 90 son de la población. Resaltó que tienen un acuerdo con la FUE-UJI y han contratado ingenieros que dinamizan restaurantes y el comercio local, que ya crea empleo.