El 2016 se despedirá en Castellón con decenas de propuestas con las que restaurantes, hoteles, casas rurales y locales de ocio esperan hacer negocio. Porque para dar la bienvenida al año hay opciones para todos los gustos...y para todos los bolsillos: desde quienes prefieren una cena tranquila en casa o en un alojamiento rural del interior hasta quienes no quieren preocuparse de preparar ningún menú y eligen que se lo den todo hecho. Cada uno tiene sus preferencias. Los que a estas alturas todavía no lo tienen claro y esperan a último momento, este año lo van a tener más difícil. Hay muchos restaurantes y casas rurales que hace semanas que colgaron el cartel de completo, y eso ha permitido al sector subir un poco los precios.

El grupo Brisamar lo tiene todo reservado. Lo llamativo es que lo tienen lleno desde principios del pasado noviembre, y eso que entre sus dos salones (terraza Brisamar, en Betxí, y Club Náutico, en el Grao de Castellón) el próximo sábado van a dar de cenar a 960 personas, que pagarán entre 90 y 100 euros. «Hay una reactivación de la demanda. Hacía muchísimo años que no lográbamos llenar con tanta antelación y si hubiéramos tenido otro local, seguramente también estaría lleno», dice Silvia Franch, gerente del grupo gastronómico.

CENA MÁS NOCHE DE HOTEL // Donde tampoco queda ni una sola plaza libre para fin de año es en el Thalasso Hotel El Palasiet, en Benicàssim. «Estamos al completo», explican al otro lado del teléfono. El complejo ofrece, entre otras opciones, estancias a partir de 400 euros, que incluyen recorridos biomarinos, masajes y una cena especial para fin de año.

Quienes buscan un ambiente de etiqueta, con una buena cena, con brindis y cotillón, deberán contar, en general, con un presupuesto de más de 70 euros. Es la media en la provincia, aunque hay menús algo más caros y exclusivos, de hasta 110 euros. Además, algunos hoteles ofrecen la posibilidad de reservar la cena de gala más una habitación y el desayuno del día siguiente. El Jaime I, en la capital, es uno de ellos. «La cena cuesta 100 euros e incluye cotillón, fiesta con barra libre y resopón. El menú más habitación para dos personas y desayuno vale 270», apunta Ignacio Montoto, director del hotel.

Los packs que incluyen cena de gala más alojamiento también funcionan muy bien en los dos destinos turísticos por excelencia en Castellón: Orpesa y Peñíscola. En la ciudad del Papa Luna prevén rozar el lleno total y en la Ciudad de Vacaciones han preparado un programa que se ajusta a todos los presupuestos.

Otro clásico en Nochevieja es el turismo rural. Esta vez las perspectivas también son más que optimistas. Tras años de capa caída, el medio centenar de alojamientos de interior con los que cuenta la provincia van a cerrar el año en positivo. Y la noche del 31 es una fecha clave. En noviembre apenas quedaban plazas y hoy por hoy es prácticamente imposible encontrar una habitación libre. «Afortunadamente está todo lleno», describen desde la empresa Turimaestrat, en Sant Mateu, que gestiona 11 apartamentos rurales. «Este año los clientes han sido muy previsores. Las primeras reservas las tuvimos en el mes de julio y estamos a tope desde finales de septiembre», añaden.

ESTANCIAS MÁS CORTAS // El grueso de los clientes que darán la bienvenida al 2017 en una casa rural son familias y grupos de amigos, muchos de ellos con niños pequeños. «En general, llegan la noche del viernes y están hasta el domingo por la mañana. El día 2 no es festivo en Castellón, así que la estancia será un poquito más corta», argumentan en una empresa asentada en Morella y que gestiona varios estudios rurales.

Los hay que van a optar por comerse las uvas en un restaurante, pero también hay familias que se van a quedar en casa. Los mercados centrales de la provincia lo saben y esperan una avalancha de clientes, sobre todo, la mañana del viernes y sábado. Lo mismo sucedió la pasada semana y ahora la historia se repetirá. Tras la cena en casa, toca escuchar las 12 campanadas. Algunos seguirán fieles a la tradición y se concentrarán en lugares como la Puerta del Sol de Castellón capital. Después llegará la fiesta. Y ahí, una vez más, las opciones también son infinitas.