Los efectos del cambio climático ya se están dejando ver en la agricultura castellonense. Para combatirlos, como ya publicó este diario, organismos oficiales, como el IVIA, y entidades privadas están buscando, por ejemplo, variedades y patrones de cítricos que maduren más tarde y se adecuen a las nuevas fases de lluvia. Otra respuesta, más a corto plazo, se está dando ya en el campo provincial: los tratamientos para retrasar la maduración de la fruta, y de esta manera evitar el temido pixat, aumentan.

Al parecer, el hecho de que en tres de las últimas cuatro campañas se haya producido este daño a la naranja debido a las lluvias tardías, cuando la fruta ya está madura, y a las elevadas temperaturas que todavía se producen, han constatado la necesidad de actuar al respecto. «Con el régimen de temperaturas de ahora, en noviembre se puede pixar la fruta y hace unos años no; se han ampliado las semanas susceptibles en este aspecto», señala el responsable de cítricos de Fepac-Asaja, José Francisco Nebot.

Y, a raíz de ello, existe «una tendencia a proteger cada vez más fruta para combatir el cambio climático», afirma. El presidente de Asociex, Jorge García, lo confirma: «Cada año se trata más fruta para evitar que se pixe». Pero a la par advierte: «Esto hace algo, pero el método no es infalible».

El tratamiento consiste en aplicar ácido giberélico, que se complementa normalmente «con abonos foliares que compactan la fruta», señala José Francisco Nebot. Esto ralentiza la maduración y, en el caso de que se produzca la temible combinación de lluvias y altas temperaturas, la fruta que presenta menos signos de senescencia tiene más posibilidades de superar el periodo crítico.

comercios y cooperativas // Por ello, las cooperativas castellonenses ya están tratando «alrededor del 30% de su producción y la tendencia es al alza», señala Nebot. Entre los comercios, «la mayoría» llevan a cabo tratamientos de este tipo, manifiesta el responsable de cítricos de Fepac-Asaja. Así, «ha aumentado el porcentaje de fruta tratada», manifiesta.

Con esto también se pretende cubrir un periodo al que no llega la clemenules y así tener precios mejores. La vertiente negativa es que todo esto conlleva un aumento de los gastos para el agricultor. Por ello, el responsable de cítricos de la Unió, Carles Peris, espera que, con el avance de la temporada, esta clemenules tratada aumente de cotización, «con lo que nos podamos acercar a compensar la bajada de la producción», que este año es del 30% en la provincia según el aforo oficial para esta variedad de clementina.