En Castellón, el turismo y las exportaciones, sobre todo del sector azulejero, tiran de la formación en idiomas cara a mejorar la empleabilidad. Lo explica el responsable de Formación de la Cámara de Comercio, Javier Valls, que incide en que «las empresas, sobre todo en la industria, que es punta de lanza de la economía castellonense, buscan, primero, profesionales con formación especializada medio-alta y de base tecnológica, sean o no universitarios, pero ponen como condición un dominio de idiomas elevado, de al menos el inglés».

Y apunta que «si los candidatos conocen al menos tres lenguas, aparte del español (inglés, francés y alemán), las posibilidades de emplearse se multiplican». «Si hablamos de empleo cualificado, sin inglés no vas a ninguna parte», señala.

Lo mismo, pero sin tanta especialización, pasa en el sector turístico. «Inglés, francés y alemán son ya casi obligatorios para trabajar en según qué municipios, y si se saben los tres, se puede dar un mejor servicio al cliente internacional, sobre todo ahora con los turistas que llegan a través del aeropuerto», explican desde la patronal, Ashotur.

«La preocupación por formarse en idiomas existe, y ha ido a más en los últimos años en Castellón. Las personas en edad de trabajar son ya plenamente conscientes de la alta competitividad del mercado laboral y los idiomas son los que marcan la diferencia entre un currículo u otro», apunta la directora de la Escuela Oficial de Idiomas de Castellón, Ana Pitarch. «Y los castellonenses se han preocupado por prepararse, en estos tres idiomas y en otros como el chino, el ruso, el árabe o portugués», incide Pitarch.

EXIGENCIA DE CERTIFICACIÓN // Otra de las cuestiones que ha marcado el auge de la formación en los últimos años ha sido la necesidad de certificación, con un mínimo del B2, para el profesorado. La nueva oferta de empleo público, con 3.000 plazas hasta el 2019, ha reactivado la matrícula.