El tejido innovador en la Comunitat Valenciana puede presumir de un actor dinamizador que no existe en otras regiones de España: la red de institutos tecnológicos Redit. Su presidente, Fernando Saludes, recalcó ayer en Castellón el «valor añadido» que aportan estos once centros y su papel como «aliados de primer orden de las compañías, especialmente de las pymes».

El empresario presentó los resultados del exhaustivo estudio, realizado junto a la Universidad Carlos III de Madrid y la Politécnica de València, sobre el impacto económico generado gracias a los institutos tecnológicos. «Las firmas que colaboran habitualmente con nuestros centros son un 9% más productivas y exportan hasta un 17% más», comunicó. También apuntó que «a día de hoy, Redit es un referente nacional, ya que trabajamos con más de 12.000 empresas clientes; nuestro homólogo nacional, Fedit, suma 17.800, lo que habla muy bien de nuestra penetración en toda la economía valenciana».

búsqueda de la excelencia // Fernando Saludes brindó a todas las empresas de la provincia la oportunidad de conocer el «catálogo de servicios» de Redit, de la que detalló que «desde su nacimiento en 2001 como entidad público-privada ha impulsado la I+D+i y hemos buscado la excelencia exportando nuevos modelos de probado éxito de otros países». Asimismo, repasó que «la productividad es la gran asignatura pendiente en la Comunitat y es la única vía para mejorar los salarios y la calidad de vida; con enfoques más adecuados podría multiplicarse y este es uno de nuestros caballos de batalla».

Los centros que conforman Redit son el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC); el metalmecánico, del mueble, la madera, el embalaje y afines (Aidimme); el del juguete (Aiju); el del plástico (Aimplas); de la alimentación (Ainia); textil (Aitex); el del calzado (Inescop); el de biomecánica de Valencia (IBV), el de la energía (ITE), el del embalaje, transporte y logística (Itene); y el de informática (ITI).

Finalmente, Saludes se refirió a la labor del ITC en el clúster cerámico de Castellón, del que apostilló que «su trabajo codo con codo con la industria azulejera es uno de los más directos y prolíficos de toda la red y una herramienta fantástica que hay que cuidar».