La vida laboral de un profesional medio puede componerse de cinco, seis, siete o como mucho diez contratos. La de decenas de jóvenes de Castellón que aún no han cumplido los 30 se compone de contantes entradas y salidas de la Seguridad Social. Y todo en un tiempo récord. Hoy consiguen un contrato de un mes, al poco otro de una semana... incluso encuentran un empleo que caduca a los dos días. Es el rostro de la temporalidad, la gran enfermedad del mercado laboral español y de la que tampoco escapa la que es considerada la generación más preparada de la historia.

Si hay un colectivo que ha sido golpeado con especial virulencia por la crisis ese es el de los jóvenes. La tasa de paro entre los menores de 30 años encendió todas las alarmas en el 2012 tras dispararse por encima del 50%. Y quienes tenían la suerte de trabajar lo hacían con salarios que apenas daban para llegar a fin de mes, con lo que estaban condenados a vivir eternamente en casa con los padres. Hoy, la reactivación económica les ha dado un cierto respiro, pero su nivel de ocupación sigue estancado. Y de nuevo la culpa la tiene la precariedad.

El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) acaba de hacer público un informe que retrata la realidad laboral de los jóvenes de Castellón. Y entre las conclusiones hay una cal y otra de arena. La parte positiva es que durante el 2015 los menores de 30 años firmaron en la provincia un total de 71.204 contratos, un 14,49% más que el año anterior, cuando ascendieron a 62.167. Lo negativo es que el número de afiliados a la Seguridad Social no crece al mismo ritmo. El año pasado lo hizo solo en un 2%, al pasar de los 28.410 (datos al cierre del 2014) a los 29.181 de diciembre del 2015.

¿Y cómo se explica que con 9.000 contratos más la Seguridad Social solamente haya conseguido 771 nuevos cotizantes menores de 30 años? La explicación es sencilla: el empleo generado es en su inmensa mayoría temporal y de corte estacional, ligado sobre todo al turismo. O lo que es lo mismo, la mayoría de jóvenes encadenan un contrato temporal tras otro, ya sea cubriendo un mismo puesto de trabajo o rotando de forma constante por diferentes empleos. De hecho, el 95% de los contratos hechos a jóvenes en 2015 fueron temporales frente a sólo un 5% de indefinidos. El creciente recurso a la jornada parcial por parte de las empresas es otra característica del actual mercado de trabajo provincial: este tipo de contratación representó el 48% del total de los que se firmaron el pasado año.

EMANCIPARSE, UNA UTOPÍA // Esa precariedad está también detrás del retraso de la emancipación. Vivir lejos de mamá y papá es una utopía para el grueso de los menores de 30 años de Castellón y, antes de los 24 es inviable, según el informe del Observatorio de la Emancipación 2015 de Consell de la Joventut de la Comunitat (CJCV), una entidad que reclama “medidas urgentes” que acaben con la precariedad y fomenten un empleo joven estable.

Pese a que los datos siguen hablando de que la situación laboral de los jóvenes está todavía lejos de ser idílica, la realidad es que el mercado laboral de Castellón vuelve a moverse. Y el motor es el sector servicios. Nada menos que es el responsable del 75% de las nuevas contrataciones. La hostelería y el comercio son las actividades líderes en tanto que el verano y la campaña de Navidad son las épocas de mayor contratación. Los puestos para los que se realizaron más contratos en el 2015 fueron los de camarero, dependientes en tiendas o monitores de actividades recreativas.

La construcción, sin embargo, sigue siendo el segmento más castigado por la crisis, aunque ya parece haber tocado fondo: de realizar casi 12.000 contratos anuales a jóvenes en Castellón en la época del boom ha pasado a 1.696 en el 2015. Su peso actual dentro del total de la contratación es del 2,4%. Los datos de la industria son más positivos y representan el 8% de las contrataciones. Agricultura supone el 11,9%. H