La memoria de los 30 años desde la constitución de Patim contempla dos realidades muy distintas que abarcan una primera parte, en la que primaba la alarma social ante el fenómeno de las adicciones, con los efectos que se daban a raíz del consumo de heroína y a la aparición del VIH. Esto fue así hasta el cambio de siglo, según su presidente, Francisco López. A partir del 2000, la percepción social de las drogas y sus efectos ha cambiado, pese a la eclosión de la cocaína, el cannabis o las ludopatías. Patim se ha visto abocada a adaptarse a todos los cambios que iban surgiendo.