Desamparados. Así se sienten los armadores y marineros provinciales. La nueva normativa de la Unión Europea que ha entrado en vigor en el último año ha aumentado enormemente los costes de las embarcaciones de arrastre y cerco (la mayoría de la provincia), además de introducir nuevos problemas a la hora de faenar, como la exigencia de saber utilizar nuevos aparatos tecnológicos y el tiempo que se pierde en introducir los datos, así como la posibilidad de recibir sanciones si estos son incorrectos.

Es por ello que los representantes de las cinco cofradías castellonenses lanzan la voz de alarma. Si la cosa no mejora, “a lo peor ni arrancamos la flota” tras el paro biológico que en verano realiza la modalidad de arrastre, señala Miguel Castell, presidente de la Federación provincial de cofradías y patrón mayor de Peñíscola. No en vano, como señala su homólogo de Vinaròs, Javier Fábrega, “al paso que va, se quedarán barcas amarradas”, porque no pueden asumir los nuevos gastos, que se multiplican hasta por 2,5.

continuos cambios // Tras verse obligados recientemente a modificar el tamaño de la red en la corona del arte (la parte final), la Unión Europea ha introducido una nueva modificación legal que obliga, en la práctica, a cambiar el tamaño de todo el arte. Teniendo en cuenta que una barca suele disponer de tres a cinco artes para reponer en caso de rotura, el coste puede llegar a ser muy elevado (ver gráfico adjunto). Además, la introducción del diario electrónico de abordo y del sistema de detección por satélite suma costes y la exigencia de nuevos conocimientos tecnológicos.

A ello se añadirá el gasto de incluir en las embarcaciones un nuevo tanque para recoger los residuos oleosos, aunque para esto hay una moratoria de un año.

A esta problemática se suman los costes tradicionales. Entre ellos uno que puede ser considerado como fijo: el del gasóleo, que por sí solo se come el 65% de los ingresos brutos de una barca. Después hay que pagar otros gastos --como mantenimiento, aceites o la Seguridad Social de los marineros-- y a partir de ahí distribuir las partes en que se reparten los beneficios entre los tripulantes.

Por todo ello, los representantes de los marineros provinciales piden al Gobierno que se haga escuchar en Europa, sobre todo para que se reconozca “el carácter artesanal de la pesca en el Mediterráneo”, dice el patrón mayor de Castellón, Ramón Salvador. Con ello se evitarían muchas de las cargas y problemas futuros.

Además, desean que se regule la importación de pescado de fuera de la Unión y del mismo Mediterráneo para el que no se exigen los mismos controles. H