Hay dos argumentos que se repiten entre quienes acuden a los cámpings: la libertad que les ofrece este tipo de instalaciones y el ambiente familiar del que disfrutan. Esto sucede en ocasiones con desconocidos, pero también es muy habitual que sea entre personas que se ven, cada verano, en las localidades donde pasan las vacaciones.

Y es que hay otro elemento característico del campista: la tradición a la hora de elegir este formato para pasar el estío. Así lo corroboran los tres testimonios recabados en el Cámping Ferrer, de Peñíscola, dos de cuyas familias acuden a la Ciudad en el Mar desde hace 27 y 34 años.

Y es que el cámping engancha, dicen, y añade un plus a las vacaciones. Aunque cada día son más los que buscan la comodidad de los bungalows, las caravanas, y también las tiendas, son más habituales entre los más fieles debido a que son mucho más económicas. H