Los victoriosos dirigentes socialistas partidarios de la abstención en la investidura de Mariano Rajoy llegaron al fracturado comité federal del partido sabedores de que iban a imponerse, pero también conocedores de que su postura tiene difícil explicación y venta entre sus militantes y votantes.

Sin embargo, si su intención es persuadir a sus bases y simpatizantes de que han elegido el menor de dos males, como vienen afirmando, este domingo lluvioso han dejado pasar una ocasión de oro. Los partidarios del no al PP perdieron, pero coparon los micrófonos en la calle, los pasillos y la sala de reuniones de la sede central.

En poco se pareció la reunión al tan dramático como bochornoso encuentro de 11 horas que hace tres semanas culminó con la dimisión de Pedro Sánchez. En la calle, en lugar de dos centenas de indignados sanchistas (y simpatizantes de Podemos e IU), apenas se congregaron unas muy pocas decenas de partidarios del no a Rajoy. El despliegue policial (siete furgonetas de la Policía Nacional, dos coches de la local, más de 20 agentes) resultó excesivo.

Los dirigentes socialistas se libraron del paseíllo masivo de insultos, pero no de algunos gritos lejanos desde la otra acera: «No es no», «Mi voto no se vende, mi voto se defiende», «Esta no es la sede del PP». Entre los asistentes, mayoritariamente de edad avanzada, las conversaciones tenían el mismo tono. «Felipe es un histórico, pero tiene que estar en los libros de historia», reclamaba un hombre en la setentena. «La gestora se pasa por el forro los estatutos, no han aceptado las firmas del alcalde de Jun para no convocar un congreso», se quejaba otro.

Abierto a la prensa

También al contrario que entonces, los socialistas abrieron ayer sus puertas a los periodistas. Parece que esta vez no había miedo a lo que pudiera oírse y hablarse en los pasillos. Pero sí se repitió la profunda división entre los dirigentes y quedó patente.

Prácticamente todos los que se detuvieron a hacer declaraciones eran partidarios del no: Miquel Iceta, Patxi López, Idoia Mendia, Luis Tudanca, José Antonio Pérez Tapias, Óscar López… También fue mayoría en el turno de palabra en el comité y a la salida, con César Luena, número dos de Sánchez, de protagonista.

Por el lado abstencionista, dieron la cara Elena Valenciano y José Blanco (que según algunos llevó la reunión «con autoritarismo» y, para otros, evitó que se repita el «caos y la vergüenza» del último encuentro). Significativamente, dos caras de la vieja guardia. También el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, abucheado al salir.

La gran protagonista de su bando, la líder de los socialisrtas andaluces, Susana Díaz, no pronunció la palabra abstención durante su intervención en la reunión y esperó hasta que ya casi todo el mundo se había ido para acercarse a los periodistas bajo condición de que no le grabasen.

El relato de los vencedores queda para otro día. H