Pueden formar el matrimonio perfecto. Un mercado inmobiliario que no sale del coma con un estoc de unas 20.000 viviendas que no encuentran comprador y, a varios miles de kilómetros, un país en el que residen hasta 300 millones de posibles inversores que podrían dar la vuelta a la tortilla a esta situación. Pero mientras empiezan a escucharse voces dentro del sector que apuntan a las posibilidades del gigante asiático, a pie de calle lo que ya se detecta es que los empresarios chinos asentados en la provincia, y que hasta ahora vivían mayoritariamente de alquiler, se han lanzado a la compra de viviendas de primera residencia.

Cerca de 1.200 personas de nacionalidad china están empadronadas en Castellón, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Su fama de trabajadores incansables, ahorradores y buenos pagadores les precede, por lo que se convierten en clientes cuasi perfectos de particulares y entidades bancarias. “En los últimos meses hemos detectado un aumento de las ventas de pisos a ciudadanos chinos que viven en Castellón y la mayoría las compran para vivir”, cuenta Francisco Nomdedéu, presidente del Colegio de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (Coapi).

Los orientales parecen sortear mejor la crisis. La comunidad china está reflotando negocios en locales que el empresario español cierra. Primero los restaurantes, más tarde las tiendas de todo a un euro y las de alimentación, luego los típicos bares de barrio, tiendas de ropa, peluquerías... Y ahora las viviendas.

El auge de compradores de origen chino en Castellón hay que buscarlo en la bajada acusada de precios, sobre todo en algunas viviendas de segunda mano. Pero también en la llegada al mercado inmobiliario del pequeño empresario que desde que puso un pie en Castellón ha trabajado sin descanso, ha conseguido montar un negocio propio, ha vivido de alquiler y, tras unos años de trabajo ímprobo, tiene unos ahorros. “Buscan pisos a precios que van desde los 60.000 a los 100.000 euros”, cuentan a este diario en una agencia inmobiliaria, que describe a los clientes chinos como “gente seria y trabajadora”.

Los pisos que demanda la comunidad china en Castellón suelen tener una antigüedad media superior a los 15 años y entre 60 y 90 metros cuadrados. H