Todo parece imposible hasta que se hace. La frase de Nelson Mandela resume la lucha diaria de miles de personas con discapacidad que han conseguido romper mitos, burlar las barreras y conseguir su sueño. Pablo Echenique nació con atrofia muscular espinal pero eso no impidió a este brillante físico convertirse en eurodiputado. La vallisoletana Ángela Bachiller fue la primera concejala de España con síndrome de Down y, mucho más cerca, en Benicarló, una silla de ruedas no es obstáculo para que Nassim El Habas, que sufre espina bífida y va en silla de ruedas, arrase en un concurso de televisión y se haya proclamado, junto a su hermana Nayara, dos veces campeón de España y una del mundo en la modalidad de baile deportivo.

Al igual que le ocurre a Nassim, 43.549 personas de Castellón tienen reconocido algún grado de discapacidad, el 7,41% de la población de la provincia, según el último informe que acaba de hacer público el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales. De ellos, 35.461 tienen reconocido un grado igual o superior al 33%. En la Comunitat Valenciana los discapacitados suman 415.080.

La estadística oficial demuestra que las cifras no paran de crecer. Hace tan solo un año, las personas con algún tipo de minusvalía eran 40.175. O lo que es lo mismo: en un año han aumentado un 8%, 3.374 en números absolutos. Pero, a qué se debe ese incremento. La principal explicación hay que buscarla en la crisis. “Durante estos últimos años ha habido un auge de los certificados de discapacidad. Mucha gente que antes no la necesitaba ha decidido solicitarla. Muchos lo han hecho para poder acceder al mercado laboral, otros para tener acceso a tarjetas de aparcamientos y algunos por motivos fiscales”, apunta Carlos Laguna, vicepresidente del Comité de Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana (Cermi) y presidente de Cocemfe Castellón.

El porcentaje de personas con discapacidad igual o superior al 33% en Castellón está ligeramente por encima de la media nacional. En la provincia es del 6,04% mientras que en el conjunto de España asciende al 6,02%.

Las enfermedades osteoarticulares son la principal causa de discapacidad (28,34%), seguidas de lejos por las enfermedades crónicas (18,31%), las mentales (16,15%) y las neuromusculares (10,4%). Las deficiencias intelectuales provocan un 9,11% de los casos; las visuales, un 7,17%; y las auditivas, un 5,82%.

El reconocimiento de un grado de discapacidad superior al 33% es indispensable para optar a ayudas y prestaciones asistenciales específicas, como la adaptación del acceso a la vivienda, la atención en centros especializados, ayudas económicas o la adaptación de pruebas selectivas para estudios o puestos de trabajo. En Castellón la documentación debe presentarse en el Registro de Evaluación y Orientación situado en la avenida Hermanos Bou. “El problema es que desde que una persona aporta la documentación hasta que se le da el certificado pasan meses e incluso más de un año”, añade Laguna.

MÁS GASTOS // Pero si hay una palabra que ha acompañado en los últimos años a los discapacitados es recortes. “Impagos, copagos, recortes... la lucha para recuperar los derechos perdidos ha sido una constante”, aseguran desde el colectivo. Hoy las cosas han mejorado. Desde el pasado 1 de enero, los menores de 18 años con una discapacidad igual o superior al 33% o de los mayores de edad con una discapacidad del 65% vuelven a tener las medicinas gratis y el Consell subvenciona los productos de ortopedia. Un logro más para unas familias que, de media, gastan 4.800 euros al año en costear los tratamientos y las terapias, según un reciente informe de Adecco. “Vivir con discapacidad es muchísimo más caro”, sentencia Carlos Laguna. H