Más lluvias en invierno y primavera y la pandemia del covid-19 son dos de las causas que han disparado el riesgo de incendios forestales en Castellón este verano, aunque no son los únicos factores que llevan a que este estío sea uno de los más propicios para que el fuego arrase en el interior de la provincia, como ya ha denunciado el alcalde de Torás, Carlos L. del Río, en Medi TV, en el marco de la serie de entrevistas que la televisión de Mediterráneo realiza a primeros ediles del interior de la provincia.

Por un lado, las abundantes precipitaciones del invierno y por otro, la previsión de «temperaturas extremas» para los próximos meses, según informes de la Agencia Estatal de Metereología, que espera uno de los veranos más calurosos de los últimos años. Además, a los factores metereológicos se añade uno inesperado: la parálisis de las tareas de limpieza en los montes como consecuencia de la pandemia del covid-19 ha acumulado biomasa en zonas altamente inflamables.

No en vano, estos miles de árboles caídos suponen un peligro tanto para generar incendios como para la rápida propagación del fuego, puesto que gran parte de ellos se quemaron en antiguos siniestros y en caso de originarse uno nuevo, estas zonas crearían puntos de calor que aumentarían las temperaturas de estos lugares, facilitando así la expansión de las llamas.

Respecto a esta situación, el decano del Colegio de Ingenieros de Monte de la Comunitat Valenciana, Constant Amurrio, explica a Mediterráneo que «las posibilidades de parar un fuego serán mucho menores este verano. Lo que se está observando es la punta de un iceberg que viene de lejos y se manifiesta en esa falta de gestión forestal». Y añade: «La limpieza de los montes de la provincia de Castellón es mucho menor que la que se hacía hace años, la Generalitat no tiene fondos para gestionar bosques que son de su titularidad y eso es un problema muy grave», asegura Amurrio.

Problema del minifundismo / Además, está el problema añadido de la agricultura castellonense, que, según datos de la Conselleria de Agricultura, en los últimos años ha perdido el 25% de su extensión por el abandono de tierras de cultivo, así como el hándicap del despoblamiento, con 23 municipios del interior «en riesgo severo», según el Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana.