El FIB 2017 cuenta con el mayor dispositivo de seguridad de la historia de los festivales en la provincia. Aunque no hay amenaza directa, la organización y los cuerpos de seguridad no pierden la mirada al terrorismo y blindan el recinto con un público mayoritariamente inglés.

Hay mayor presencia policial y solo en el caso de la Guardia Civil se ha incrementado en un 30% los efectivos. Además, cuentan con agentes especializados con perros para la detección de explosivos, que supervisan todas las zonas, desde los accesos hasta las taquillas, entrada, recinto y zonas de acampada. Y han habilitado una carpa de control por la que deben pasar todos los asistentes, siendo observados por agentes, con cacheos del cuerpo, las maletas y bolsas, así como un área de seguridad en el perímetro exterior.

El protocolo que se está llevando a cabo es el mismo que el director del FIB, Melvin Benn, activa en sus más de 10 festivales, a pesar de que el riesgo por sufrir un atentado en Benicàssim es menor que en Reino Unido.