Al menos en lo que a los presupuestos se refiere, lejos quedaron los broncos plenos en la Diputación de Castellón, que ayer dio el visto bueno con un solo voto en contra a sus cuentas para el 2017 con la solitaria oposición del diputado de Castelló en Moviment (CSeM), y el apoyo en forma de abstención de PSPV, Compromís y Ciudadanos (C’s), en un pleno histórico en el que el presidente popular Javier Moliner y el portavoz del principal partido de la oposición, el socialista José Benlloch escenificaron un pacto inédito en la institución. De hecho, nunca el PSPV había hecho otra cosa de votar no a las cuentas del PP en mayoría absoluta, y el único antecedente de otra actitud se remonta a cuando en el 2013 el único diputado de Compromís, Enric Nomdedéu, dio su apoyo al presupuesto de Moliner a cambio de dinero para Vila-real y Betxí.

Las claves prácticas que dieron lugar al acuerdo propiciado por la voluntad de consenso del presidente popular, al que se engancharon Compromís, con argumentos en parte similares a los del PSPV, y Ciudadanos sin apenas definir sus razones, se centran en los polémicos Planes de Obras y Servicios (POYS), así como en concesiones relacionadas con la reducción de convenios singulares (bajan a 2 millones de euros y quedan para asuntos prioritarios), y de subvenciones (se eliminan 30 líneas para agilizar la gestión), y el compromiso de colaborar con los fondos europeos Edusis para municipios.

más autonomía local // El equipo de gobierno que dirige Moliner ha aceptado que las bases de los POYS, que esperan haber consensuado con la oposición antes de que acabe el año, incluyan a los municipios de más de 20.000 habitantes, así como que el dinero que se dé a los pueblos pueda utilizarse también para servicios y, puede que lo más decisivo, que los ayuntamientos tengan más autonomía para decidir en qué quieren invertir las ayudas de la Diputación, hasta ahora muy dirigidas. Otro asunto relevante en tanto que implicaría más coordinación con la Generalitat valenciana es que el equipo de gobierno popular ha aceptado la petición del PSPV-PSOE de cambiar de nombre la partida de los POYS, que pasarán a denominarse Fondo de Cooperación Provincial de Planes y Servicios.

La puesta en escena de la falta de oposición a los presupuestos de la Diputación del 2017 en forma de abstención, que recordó en el caso socialista a la postura del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy, tuvo su centro en la explicación de voto del portavoz socialista, José Benlloch, quien viró radicalmente su discurso habitual para defender las virtudes de las cuentas de Moliner, de quien reconoció «públicamente el esfuerzo para cambiar las cosas». El presidente provincial tachó la jornada de «histórica», lamentó no disponer de más recursos y matizó que ello depende «muchas veces de que participe o no la Generalitat valenciana».

Moliner aseveró que es «tiempo de diálogo», y dijo que es algo que se aprecia con mayor intensidad cuando hay una mayoría absoluta. Señaló que los plenos de la Diputación se ven como «espejo en muchos ayuntamientos y, a veces, han sido de debate agrio», que es ahora «de altura de miras y capacidad para llegar a acuerdos» y, añadió, «un llamamiento para convertir la política de pactos en pauta en toda la provincia». Benlloch señaló que «no son los presupuestos que nosotros haríamos», criticó que «deberían ser más sociales», y apeló a que es un momento «importante» y de «política con mayúsculas», al tiempo que pidió el cumplimiento de los compromisos adquiridos y avisó de que el apoyo «no es un cheque en blanco».