Las dos últimas muertes y el herido grave que en tan solo tres días se han producido esta semana en la N-340 han vuelto a resucitar el fantasma de la carretera maldita de la provincia. Que los dos accidentes mortales se produjesen separados por menos de un kilómetro puede parecer una fatal coincidencia, pero no lo es tanto. La carretera acumula tramos de reconocida peligrosidad y atraviesa diferentes localidades a lo largo de las comarcas castellonenses, lo que hace que la población también se vea afectada por el riesgo.

A pesar de ello, la N-340 en Castellón sigue siendo, como lo ha sido siempre, una carretera olvidada para la Administración del Estado. Ahora mismo no hay ningún proyecto para, a corto plazo, mejorar su trazado y eliminar tramos peligrosos. Mediterráneo se puso en contacto ayer con el Ministerio de Fomento para preguntar expresamente por ello y la respuesta fue la misma que la de los últimos años: silencio.

Los técnicos de Fomento deberían estar tramitando la variante entre Castellón y Orpesa, pero este proyecto yace en algún cajón del Ministerio. Con la obra en marcha para sacar su trazado de Vinaròs y Benicarló (está prevista que acabe en el verano del 2015, varios años después de lo previsto), no hay ningún tramo más en donde se hayan planteado actuaciones. Y ello a pesar de que otras tres localidades la sufren en sus entrañas: les Alqueries, Cabanes (en la Ribera) y Torreblanca.

exigencia vecinal // Con dificultades, por la falta de enlaces, para conectar con su alternativa natural, la CV-10 (que además no está completada en el norte, con lo que la alternativa no existe allí), solo la reivindicación de los vecinos ha hecho posible en las últimas décadas que se modificase el trazado de la carretera. La primera localidad en expresar su rechazo fue Vila-real. El 5 de marzo de 1977 una gran manifestación, con más de 15.000 participantes expuso su rechazo a una carretera que había provocado 21 muertos dentro del casco urbano de la población en la década anterior.

La reivindicación tuvo éxito y en agosto el consejo de ministros aprobó el desvío y en noviembre fue adjudicado a la empresa Ocisa por 138 millones de pesetas. El 19 de agosto de 1980, el desvío fue inaugurado.

Años más tarde esta situación se repitió en Nules. Los continuos atropellos a los vecinos del municipio desembocaron en grandes manifestaciones a finales de 1995. Finalmente, el 30 de diciembre de 1999, la carretera abandonó la población. Ahora los alcaldes vuelven a exigir mejoras y actuaciones. A pesar de ello, la N-340 sigue siendo la carretera más peligrosa de la provincia y una de las peores de España. En los últimos ocho años acumula 115 muertes. Este mismo año, de los cuatro muertos que se han producido en todos los viales, tres han sido en su recorrido. H