Decir que en Castellón nacen pocos niños no es ninguna sorpresa. Hace años que la cigüeña visita poco la provincia. Primero la ahuyentó la crisis, pero ahora que la recuperación económica ya es un hecho la natalidad sigue sin dar síntomas de mejora. Al contrario. Cada vez los datos van a peor. Tanto que en el 2016 se registró la provincia la cifra más baja de nacimientos de los últimos 15 años. El problema que es que nacen muchos menos niños de los necesarios para garantizar un relevo generacional en una provincia que pierde población y envejece año a año.

Quedan lejos los 7.245 bebés que nacieron en Castellón en 1976. Cuarenta años después, muchos de aquellos niños no han continuado la saga familiar o lo han hecho de forma mucho más reducida y tardía. El desfase es tal que en el último año, en Castellón, nacieron un 42% menos de niños que hace justo cuatro décadas. En concreto, y según cifras provisionales que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE), vinieron al mundo 5.098 bebés, el mismo número que en 2016 y la cifra más baja desde el 2001. Pero es que, además, la tasa bruta de natalidad, fijó el año pasado su mínimo desde que se empezaron a contabilizar datos en 1975, con 8,9 nacidos por cada 1.000 habitantes. Hace 40 años esta tasa alcanzaba los 17,6 bebés, con lo que se ha reducido a más de la mitad.

Ni sociólogos ni ginecólogos ven próximo un cambio de ciclo, ya que las razones de esta situación son variadas y difíciles de remover. La económica es una de ellas, pero hay otras muchas: menos mujeres en edad fértil, incorporación tardía al mercado laboral, precariedad, cambio de valores, roles sociales, prioridades... «La economía influye, pero a la hora de explicar porqué cada vez nacen menos niños hay que tener en cuenta otras muchísimas variables y una tiene que ver con la propia estructura demográfica», apunta Raúl Ruiz Callado, profesor de Sociología y director del departamento de Sociología 1 de la Universidad de Alicante.

Un de esas variables tiene que ver con el hecho de que quienes tienen ahora hijos nacieron en la década de los ochenta, cuando en Castellón nacieron menos niños que en los 70. «El contingente, por lo tanto, es menor que el que había hace ocho o nueve años», argumenta Ruiz Collado.

EL PRIMER HIJO, A LOS 30 // Otro de los factores que influyen en ese descenso en picado de la natalidad es que cada vez la mujer alarga más la decisión de ser madre. Hoy, en Castellón, la mujer tiene su primer hijo a los 30,6 años. Hace cuarenta años, en 1976, la media estaba en 24,9. Y con el segundo hijo, si es que lo hay, ocurre algo muy similar. La media de edad está en 33 años, 5 más que cuatro décadas atrás. «Desde que una mujer termina sus estudios, lo que sucede a los 25 años si cursa un máster y algún idioma, y hasta pasada la treintena no puede quedarse embarazada porque tiene que avanzar en su proyecto laboral” apuntan desde e Instituto de Política Familiar (IPF) en la Comunitat valenciana.

Isabel Barreda conoce muy bien cómo ha cambiado el perfil de la mujer embarazada. Esta matrona de Castellón, gerente de centro de educación materna Mare, empezó a trabajar en 1995 y segura que la maternidad está mucho más valorada. «Prima la calidad en detrimento de la cantidad. La mujer tiene menos hijos, pero cuando se queda embarazada se cuida más», resume. «Ahora, además, hay muchas embarazadas de 32, 33 o incluso más de 40 años y eso hace unas décadas no era tan normal», describe la matrona que asegura que retrasar tanto la maternidad tiene muchos inconvenientes.

la era de los NIÑOS OPULENTOS // Tener un hijo no es barato y tener dos todavía menos. La Unesco señala que proporcionarle a un niño un buen entorno cuesta entre 7.200 y 21.000 euros al año. Y claro las parejas prefieren tener menos porque quieren darles todo: un buen colegio, clases de inglés y vacaciones todos los años. «Las parejas optan por ser padres cuando tienen seguridad y esta tarda mucho en llegar», añade el sociólogo Raúl Ruiz Callado, que asegura que si hace unas década la creencia popular era que los niños llegaban con un pan debajo del brazo, las cosas han cambiado radicalmente. «Ahora tener pocos hijos se ve como algo ventajoso», sentencia el experto.

El problema es que ese descenso de la natalidad no tiene pinta de solucionarse. Los estadísticas dibujan un panorama sombrío y calculan que una década Castellón perderá casi 20.000 menores de 15 años, mientras que ganará 17.000 mayores de 65 años, que serán el 23% de la población.