En España, con casi 8.000 kilómetros de costa, la náutica deportiva y de recreo continúa siendo un mercado modesto para su potencial y eso que la recuperación del sector ya es un hecho. Tras unos años muy duros, en los que las ventas de embarcaciones se desplomaron y en los que en prácticamente todos los clubs de la provincia hubo una desbandada de socios, las aguas vuelven a estar calmadas y la náutica levanta definitivamente la cabeza. Lo hace gracias al incremento de la llegada de navegantes que viajan haciendo escalas de puerto en puerto y, sobre todo, por el auge del alquiler de embarcaciones.

Los datos que maneja la Asociación de Clubs Náuticos de la Comunitat Valenciana (ACNCV) revelan que la recuperación ya es un hecho y este verano la ocupación ha crecido otro 2%. «Estamos hablando de unos niveles que en el mes de agosto han llegado al 98% y en julio al 90%. Además, la actividad náutica también ha ido claramente a más», explica Jordi Carrasco, gerente de una asociación que engloba a 22 clubs de la Comunitat, de los que cuatro están en la provincia (Burriana, Castellón, Orpesa y Vinaròs).

Lógicamente a quien mejor le va es a Alicante, pero en Castellón y Valencia el panorama también es mucho mejor que hace unos años. «La sensación es buena. Este verano ha habido más transeúntes y también más actividad por parte de los socios. Incluso se están dando de alta nuevos», describe Mauricio Torres, gerente del Club Náutico de Burriana, con algo más de medio millar de asociados y 400 amarres.

En Orpesa, la sensación es similar. «La temporada ha sido mejor que la del año pasado. Ha habido más tráfico de embarcaciones y, de hecho, cada día entran entre cuatro y cinco barcos», añade Arturo Peña, gerente del Club Náutico de Orpesa, con 630 socios.

AUGE DEL ALQUILER // Hasta la llegada de la crisis, el sector de la náutica en el mercado nacional vivía de un cliente con unas señas de identidad claras: propietario de embarcación y también de amarre en su destino de vacaciones. Sin embargo, y a pesar de los repuntes positivos en las matriculaciones de embarcaciones, el sector se encamina hacia una renovación total, tanto en el perfil del cliente como en el formato de las ofertas náuticas. Porque ahora el aficionado ya no compra barcos. Los alquila. «Hay un cambio de tendencia. Igual que ocurre con la vivienda, cada vez es mayor el número de personas que se acercan a la náutica por el alquiler», explica Jordi Carrasco.

Del auge de las embarcaciones de alquiler no escapa el litoral de Castellón. «El fenómeno es reciente, pero en Orpesa ya hay tres empresas de chárter que están tratando de hacerse un hueco en el sector», cuenta Peña. Pero no todos los clubs náuticos pueden amarrar embarcaciones de alquiler. Burriana es uno de ellos. «No podemos y hemos pedido a la Conselleria un cambio en la ley que nos permita beneficiarnos de un segmento que está en crecimiento», dice Torres.

Pese a que la náutica vuelve a empujar fuerte, todavía queda mucho por hacer. Los clubs lo saben y la mayoría programa nuevas actividades con las que atraer no solo a los socios sino a los aficionados al deporte. «En Castellón vamos a ampliar las actividades y hacer paddle surf o piragüismo», avanza Elena Forés, coordinadora de dirección.