Castellón El principal motivo por el que Rafael Montero continúa siendo trabajador de la CEC es que no puede haber despido objetivo, es decir, sin indemnización, hasta que no haya una sentencia firme (si la hay) que lo condene por el caso de los cursos de formación. Aunque la asamblea general podría haber abordado su cese (es el único órgano directivo con potestad para hacerlo), haber tenido que afrontar una indemnización muy elevada frenó esta vía. Así, lo máximo que podía afrontar la junta directiva era la remoción de Montero como secretario general (como recoge el artículo 30 de los estatutos de la CEC), algo que hizo a pesar de que este amenazó con impugnar la decisión por no estar incluida en el orden del día. La curiosidad al votar la propuesta de la comisión gestora es que dos asociaciones (la de centros de formación y la federación local de comercio) se abstuvieron.