Las nuevas formaciones políticas se han dejado en Castellón en los seis meses transcurridos desde el 20-D cerca de 17.000 votos, una pérdida que ha ido fundamentalmente al Partido Popular y a la abstención, después de haber arrebatado a los partidos tradicionales más de 80.000 apoyos entre el 2011 y el 2015, cuando marcaron el nuevo y fragmentado mapa político en la provincia y en el resto del Estado.

Con el bipartidismo fuera de juego y un líder clarísimo en el primer puesto del ránking electoral que, además va al alza, la evolución de los sufragios demuestra que la coalición de Compromís con Podemos+Esquerra Unida no ha funcionado en clave nacional, al menos no lo ha hecho, ni de lejos, como sí lo logró el pacto a dos en las generales del 20-D.

Entonces, la apuesta de la lideresa de Compromís Mónica Oltra de acudir a las urnas a duo con Podemos, una coalición que causó no poco malestar en el Bloc, el socio mayoritario de Oltra (la ejecutiva dijo sí a ir con Iglesias después de que los militantes mostraran su rechazo), se hizo con 74.732 apoyos que, sumados los 9.605 obtenidos entonces por Esquerra Unida-Unitat Popular, ascendieron a un total de 84.337. Por lo tanto, A la Valenciana, no solo no ha llegado a la aspiración de alcanzar la adición de los resultados de ambos, sino que se ha quedado a 12.477 de ese primer objetivo planteado.

La pérdida, si se comparan los resultados de la liga de izquierdas a tres de estos comicios con el pacto a dos del 20-D, desciende hasta los 2.872 votos, pero llueve sobre mojado, ya que en las generales de diciembre, este equipo ya registró 658 votos menos que la suma de ambos en las elecciones autonómicas de mayo del 2015, lo que representa un precedente ya de la tendencia a la baja.

En todo caso y a pesar de estos datos, A la Valenciana mantiene su diputada por Castellón, Marta Sorlí, elegida el 20-D, así como logra un senador, un hito histórico para los nacionalistas.

Por su parte, Ciudadanos, la cuarta fuerza en la circunscripción, un partido tan novísimo como Podemos y que ha acudido en solitario a las urnas y sin el respaldo de otra formación ya consolidada, conserva igualmente su diputado, Domingo Lorenzo, pero entrega en el recorrido desde diciembre pasado 4.334 votos de los 48.328 que obtuvo entonces, al bajar hasta 43.994.

En este caso parece muy claro que la fuga desde este partido, que carece de una estructura consolidada y de un núcleo duro de votantes lo bastante fidelizado, ha ido directamente al PP.

Precisamente, los populares son los que arrancan del 26-J el inicio de su recuperación, alejándose aún más de su suelo, fijado hace 27 años, en los 86.000 sufragios que obtuvo en las generales de octubre de 1989. Desde entonces, solo había bajado de la línea que marcan los 100.000 votos el pasado 20 del mes de diciembre, cuando se produjo el hundimiento del bipartidismo tradicional y se quedó en 98.474 votos.

techo histórico // Además, este dato llegó para el PP solo una legislatura después de que pulverizara todos sus récords y alcanzara un techo histórico en noviembre del 2011, cuando contó con 156.683 apoyos, a lo que difícilmente puede aspirar tras la cristalización de la fragmentación del escenario -en cinco fuerzas en Castellón: PP, Compromís, Podemos, PSPV y C’s-, aunque queda clara su tendencia a crecer.

En una evolución contraria, el PSPV, la otra formación tradicional con la que el PP ha consumado la alternancia durante décadas, continúa perdiendo votos en Castellón y, aunque ha frenado la sangría, no la ha detenido por completo. Los socialistas alcanzaron su máximo resultado en las generales de marzo del 2008, cuando llegaron a las 140.302 papeletas. Desde entonces, han perdido casi 74.000 votos en una tendencia a la baja que no ha sufrido interrupciones. H