Dicen que Juan Ignacio Zoido (Montellano, Sevilla, 1957) iba para pastelero. Él fue el elegido para tomar las riendas del obrador Hijos de Manuel Risco, el negocio familiar en Fregenal de la Sierra (Badajoz) tras la prematura muerte de su padre. Sin embargo, su madre retó al destino y decidió que los hijos tenían que estudiar. Y Juan Ignacio, el mayor de cinco hermanos, optó por las leyes, que era lo que le gustaba de verdad.

Fue precoz para aprobar las oposiciones de juez y asumir el decanato de los jueces de Sevilla, un puesto en el que entablaría relación con la jueza del caso ERE, Mercedes Alaya, lo que años más tarde le valdría críticas y reproches desde las filas socialistas. Su cargo de juez decano le acercó a políticos del PSOE y el Partido Popular, pero fue precisamente su amistad con Margarita Mariscal, la primera ministra de Justicia de José María Aznar, la que le llevó a la política, en la que protagonizaría una carrera fulgurante.

Su gran aspiración era Sevilla. Intentó romper las mayorías del PSOE e IU y, aunque ganó las elecciones en el 2007, no logró ser elegido alcalde. Se desquitaría en el 2011. Apoyado por María Dolores de Cospedal, fue aupado a regañadientes a la dirección del PP andaluz. Pero el influjo de Soraya Sáenz de Santamaría le hizo caer cuatro años después. J. C.