El incendio del Alto Palancia, que ha asolado unas 10.000 hectáreas y ha afectado a seis municipios de la provincia de Castellón (Altura, Teresa, Sacañet, Jérica, Viver y Bejís) ha sido el más grave desde 1994.

Al igual que 2012, el de 1994 fue un annus horribilis para la provincia de Castellón. En abril de ese año el fuego devastó 7.120 hectáreas en la sierra del Penyagolosa. Se declaró cuando unos excursionistas trataban de encender fuego para asar carne. Afectó a Villahermosa del Río, Castillo de Villamalefa y Llucena.

LA CALDERONA // Fue solo un aperitivo de lo que se avecinaba. En agosto de 1994, un pavoroso incendio arrasó la sierra de la Calderona, afectando a unas 10.000 hectáreas, repartidas entre las poblaciones de Alcublas, Altura, Llíria, Gàtova y Segorbe. A pesar de que, al igual que en esta ocasión, el incendio se originó en la provincia de Valencia, la de Castellón fue la más afectada por el fuego, con 5.050 hectáreas echadas a perder.

El 4 de julio de 1994, un rayo que cayó en Espadilla, causó un devastador incendio que estuvo tres días quemando dicho término y el vecino Ayódar. Ardieron 19.311 hectáreas. Otras 11.381 hectáreas fueron arrasadas en el Maestrazgo, a caballo entre Castellón y Teruel. Seis localidades fueron desalojadas, entre ellas, Olocau del Rei.

En agosto del 2001, otro gran incendio devastó el norte de la provincia. Un total de 3.200 hectáreas resultaron arrasadas por llamas como consecuencia de la caída de un rayo en Xert el 29 de agosto. Fue el incendio más grave en la provincia de Castellón entre los años 1996 y 2005.

En el 2004 hubo otro fuego que afectó a la sierra de la Calderona, pero de menor dimensión. 716 hectáreas ardieron entre el 12 y el 19 de agosto.

El 2006 fue un año relativamente tranquilo, pero en agosto del 2007 llegó el incendio de l’Alcalatén, que devastó 5.775 hectáreas, convirtiéndose en el más grave de los ocurridos de dicha década. Fue originado durante unos trabajos de mantenimiento de la red eléctrica y afectó a los términos municipales de seis localidades: les Useres, Costur, Atzeneta, Figueroles, Llucena y l’Alcora.

En el 2009, unas 900 hectáreas se vieron afectadas entre los términos de Segorbe, Soneja y Castellnovo por otro incendio.

PARAJES EMBLEMÁTICOS // Sin llegar a alcanzar las dantescas proporciones del incendio del Alto Palancia, otros incendios anteriores a 1995 permanecerán en la retina de muchos castellonenses. Es el caso de las 3.164 hectáreas que ardieron en el Alto Palancia en agosto de 1993 y las 6.500 que ardieron en el mes de septiembre de 1993 en 11 municipios, entre ellos, Argelita y Sant Mateu.

Y, por su simbolismo y por la catástrofe ecológica que representaron, destaca el siniestro que en agosto de 1985 arrasó el Desert de les Palmes, que quemó 2.220 hectáreas, por una colilla. Un entorno natural que volvió a sufrir un tremendo golpe en diciembre de 1992, a raíz del cual el diario Mediterráneo fue el abanderado de una intensa campaña de repoblación.

Otros parajes naturales que se han visto periódicamente afectados por las llamas han sido, por ejemplo, el Prat de Cabanes Torreblanca, por ejemplo, con un incendio en el que ardieron 334 hectáreas en enero del 2005. H