En un mercado laboral tan competitivo, el conocer una lengua extranjera marca la diferencia entre un candidato y otro a un puesto. Así como antes la demanda de idiomas se ceñía a los departamentos de exportación de las empresas, ahora se extiende a más puestos, porque las empresas cuentan con delegaciones, alianzas con empresas de otros países o venden productos fuera.

En una provincia con vocación exportadora y receptora de turistas, el idioma es importante. El inglés, de base; y también se pide un 2º idioma, el francés, por las relaciones con Francia y Norte de África, y después el alemán. Además, la Administración exige acreditación del inglés en ámbitos como la enseñanza y también se requiere para cursar un máster o irse de Erasmus.

Puede que haya más personas trabajando y que tengan menos disponibilidad horaria para formarse en la Escuela Oficial de Idiomas, pero hay más entidades que hace años y horarios más flexibles y el interés por los idiomas persiste. La Cámara ofrece formación in company, a la carta en la propia empresa, o en abierto, en el aula, fuera del horario laboral. Sí es cierto que ha caído la demanda formativa en niveles básicos, porque conforme se incorpora más gente al mercado laboral, ya no lo hace con niveles tan bajos. H