Muy preocupados y con el fuego y el humo cada vez más cerca de sus casas. Los vecinos de la comarca del Alto Palancia --Segorbe, Altura y Soneja-- estaban ayer expectantes observando cómo los aviones, helicópteros y los camiones de bomberos trabajaban sin cesar en un día complicado que no dejó indiferente a nadie. Y es que el pirocúmulo (la nube de humo generada por el fuego) que desencadenó el incendio en la Serra Calderona era el centro de todas las miradas y se podía observar desde todos los municipios de la comarca. No obstante, los ciudadanos, no ajenos a lo que estaba pasando, seguían haciendo sus actividades cotidianas: como bañarse en la piscina municipal, realizar senderismo o ir en bicicleta... Pero siempre mirando de reojo lo que, tristemente, a su alrededor se está quemando con una voracidad indomable por las rachas de viento: sus montes, su patrimonio forestal, parte su querido y valioso entorno.

En Segorbe, una veraneante procedente de València indicaba desde el polideportivo municipal, a donde había acudido junto a su pequeña nieta: «Si vemos que las cosas se complican cogeremos las maletas y nos volveremos a casa. Estoy aquí con mis dos nietecitos y, la verdad, tengo miedo de que venga el fuego al pueblo». En la misma línea se mostraba Rosario Blay, de Geldo, que acudía a media tarde hasta la zona del campo de fútbol de Segorbe junto a su marido Salvador Samper y su nieto Diego, desde donde el panorama no era nada alentador y la nube de humo era cada vez más grande y estaba más cerca: «Hemos venido a ver cómo evoluciona el fuego porque están trabajando los bomberos y los aviones a destajo». Su esposo Salvador añadía: «Es un drama ver cómo se quema el monte y lo peor es que no podemos hacer nada, salvo esperar y confiar en todos los profesionales que se están jugando la vida con esto».

Tarde en Los Pocicos

En la zona lúdica conocida como Los Pocicos numerosos jóvenes disfrutaban ayer de un baño en el río. El paraje era idílico, salvo la inmensa nube de humo y el sonido constante de las avionetas y helicópteros que luchaban contra las llamas, cada vez más activas y amenazantes. Alex, Dani, Miguel, Raúl, Rubén, Martín y Javier, de Altura, se mostraban inquietos por el incendio. «Esperemos que no vaya a más», expresaba uno de ellos, mientras observaban y comentaban el suceso.

En Segorbe, Pilar, Isabel y Rocío se acercaron a divisar el fuego frente a sus casas y lugares de trabajo. «Mi familia tiene un campo de olivos en la zona... no sabemos lo que nos vamos a encontrar», comentaba Rocío.

Los trabajadores de la empresa Spafibrac se pasaron toda la noche tratando de evitar el fuego y conectaron grandes aspersores de agua en el perímetro: «Si el viento cambia lo vamos a tener muy mal», afirmaba el gerente de la empresa, Raúl Cabrera.