El secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, clausuró ayer el congreso nacional que su partido ha venido celebrando a lo largo del fin de semana en Elx y lo hizo anunciando de manera oficial su decisión de que este sea su último mandato al frente de los socialistas valencianos, pero también avanzó su firme determinación para poder ampliar en el 2019 la mayoría que le llevó a ocupar la presidencia de la Generalitat valenciana en las pasadas elecciones autonómicas.

La intervención de Puig fue el epílogo de un congreso que ha permitido renovar buena parte de su estructura orgánica y que se recordará por la pugna interna vivida entre los afines al actual secretario general del PSPV y los partidarios del sanchista Rafa García, en una clara escenificación de que las heridas surgidas a lo largo de las pasadas primarias aún no han cicatrizado.

Con el fin de alcanzar acuerdos que permitieran desbloquear la composición de los diferentes órganos, Puig finalmente se vio abocado en la madrugada de ayer a renunciar a su pretendida simplificación en el número de cargos. De los 40 que barajaba para la ejecutiva se pasó a los 66 y de los poco más del centenar previsto en el comité nacional se rebasó ampliamente los 150.

La renuncia valió la pena porque en la mañana de ayer Puig veía cómo su candidatura a la ejecutiva nacional salía adelante con el 73,2% de los apoyos, un 26,8% de votos en blanco y cinco nulos. La candidatura a la comisión federal también salió adelante de manera holgada con un 82,7%, mientras que el comité nacional obtuvo el respaldo del 82,5% de los 444 delegados presentes en el cónclave ilicitano.

LOS MEJOR POSICIONADOS

Confirmada la composición de su núcleo de colaboradores más cercanos, con la presencia del castellonense Francesc Colomer a la cabeza de un laboratorio de ideas que trazará iniciativas de futuro para la formación socialista, las miradas de posibles futuros sucesores al frente del partido se dirigen ahora hacia el flamante portavoz del PSPV, Jorge Rodríguez, presidente de la Diputación valenciana, o el líder de Joves Socialistes, José Muñoz, ahora como secretario de Organización, sin perder de vista la pujanza de un alcalde de Mislata, Carlos F. Bielsa, que se ocupará a partir de ahora de las relaciones institucionales y la acción territorial en un partido que ha acusado sobremanera las divisiones originadas de sus procesos internos.

Así, al menos, volvió a demostrarse ayer, nada más clausurarse el cónclave, cuando los socialistas más cercanos al sanchista Rafa García no dudaron en señalar que en la composición de los comités nacional y federal aprobada ayer «no se había producido integración», sino que hablaban de «una representación parcial de la voluntad expresada por la militancia en primarias».

Para finalizar, Puig quiso dejar claro el mensaje de lo que pretende que sea un renovado PSPV y, parafraseando a la desaparecida dirigente Carme Chacón, señaló su convicción de que «hay que partir de nuevo, pero no de cero». El secretario general de los socialistas valencianos abogó por crear un partido de corte más valenciano, autónomo, al tiempo que reivindicó la «nacionalidad histórica» que representa la Comunitat en «una España que es una nación de naciones, de nacionalidades, y no pasa nada».

A FAVOR DEL FEDERALISMO

Ximo Puig, además de defender a ultranza el valencianismo y el federalismo, hizo énfasis en que «hasta que no se resuelvan los problemas de financiación, de inversión y de igualdad entre españoles, el problema territorial seguirá» en el conjunto del Estado.

Puig terminó su intervención ayer con una defensa de la labor del Consell y del cambio experimentado a raíz de acuerdo del Botànic. En este contexto instó a los socialistas a «no permitir que estos cuatros años de gobierno en la Generalitat sea solo un paréntesis entre dos nadas».